Se conocieron en la Explanada haciendo teatro y unos años más tarde, en 1943, contrajeron matrimonio. Desde entonces Vicente Ramos y Manuela Moya fueron inseparables hasta el fallecimiento del historiador en 2011. Ayer le siguió Doña Manolita, somo se la conocía, una mujer tranquila, dulce, «una mujer muy inteligente y conciliadora», asegura su hijo Vicente. Tenía 95 años y fue directora de la Residencia Alicante de la Caja de Ahorros del Sureste de España, después fue archivera en la Biblioteca Gabriel Miró y, sobre todo, defensora del papel de la mujer en el mundo laboral.

El funeral tendra lugar hoy, a las 12 horas, en La Siempreviva y después será enterrada en el panteón familiar junto a su esposo.