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Rosana Antolí y su pintura en movimiento

La artista alcoyana participa en el décimo aniversario de la prestigiosa Colección Zabludowicz de Londres con una performance única en directo

La artista alcoyana Rosana Antolí. nacho lópez ortiz

«Yo sigo haciendo pinturas, aunque se muevan, y le sigo llamando exposición, aunque dure solo un día», explica la alicantina Rosana Antolí (Alcoy, 1981), única artista española invitada a participar por la prestigiosa Colección Zabludowicz en los actos de celebración del décimo aniversario de su sede en Londres. Antolí participa este jueves con una performance denominada Whale Harmonies (Armonías de la ballena) que incluye una coreografía con ocho performers y varias de sus esculturas, junto a la música experimental del grupo Tomaga.

La Zabludowicz es una colección privada de más de cinco mil obras de arte emergente con sedes en Londres, Nueva York y Finlandia. «Es una colección exquisita con un espacio expositivo increíble», apunta Antolí, cuyos propietarios han seleccionado a diversos artistas para que dialoguen con la obra de Haroon Mirza, creador londinense «que trabaja mucho el audio, la imagen, la instalación, muy inmersivo y psicodélico». Antolí, a caballo entre Londres y Alcoy desde hace años, fue escogida por la institución tras interesarse por su trabajo en ARCO: «Para mí es un orgullo estar allí porque creo que soy, si no la primera artista española, de las pocas en hacer algo allí», indica.

Para ello, la alcoyana ha preparado «un diálogo en vivo» aprovechando las luces que Haroon Mirza utiliza y, mientras el dúo Tomaga toca en directo su música experimental y psicodélica, «nosotros presentamos una performance de 40 minutos en una coreografía que dirijo. Yo sigo haciendo pinturas, aunque se muevan».

Interesada desde siempre en introducir el movimiento y la coreografía en las artes visuales, pero sin olvidar la pintura y el dibujo, Antolí reconoce que muchas veces le entran «ganas» de bailar ella misma, «en algunas piezas he participado, pero esta tiene un aire más institucional y quiero controlar todos los aspectos», cuenta.

Su intervención está inspirada en la película húngara Armonías de Werckmeister, de Béla Tarr, que cuenta la llegada a una ciudad de un espectáculo ambulante que promete exhibir a la ballena más grande del mundo.

«Soy una obsesa de las ballenas y les quería rendir un homenaje», apunta Antolí sobre su pieza Whale Harmonies, en la que recrea su propia ciudad en armonía, «donde cada habitante lleva sus tiempos, sus gestos rutinarios y sutiles, como esculturas estáticas, y de repente llega una ballena en un camión y crea un caos, un cambio de ritmos y de perspectiva que altera los movimientos», explica, al tiempo que mientras esto sucede se proyecta un video que hace referencia al movimiento rotatorio, siendo la actuación «una exploración de cómo forjamos el tiempo teniendo en cuenta el papel de la música». Las luces, la coreografía y el sonido de Tomaga conforman una pieza que empieza de una manera y acaba «en delirio».

En estos cinco años de idas y venidas a Londres, Rosana Antolí ha formado ya su propio grupo de trabajo en el que va incorporando a gente nueva para sus performances y su actividad allí no cesa. Tras su última muestra individual en junio, ha celebrado otras tres incluida esta del próximo jueves, prevista para 250 personas y ampliado a cien más «porque es una forma única de verlo».

Tras recibir el premio internacional Loop Discovery y exponer en la Fundación Miró, Antolí prepara ahora la reinterpretación de una obra de la historia del arte (un aguafuerte de Goya) para el Museo Artium de Vitoria, que se expondrá en la fachada del centro dentro del proyecto Grey Flag.

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