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Un sistema en crisis

El alicantino Isaac Montoya expone La Isla Parlante en Artissima, de Turín, la feria de arte más importante de Italia

Captura del videoarte La Isla Parlante, del alicantino Isaac Montoya, y que se expone en estos días en Artissima, en Turín. información

«Esta es una metáfora de la realidad que estamos viviendo». El alicantino Isaac Montoya plantea con el videoarte La Isla Parlante (seleccionada en Artissima, la feria de arte más importante de Italia, al mismo nivel que Arco en España) la desconexión del poder político con la realidad. El aislamiento de un sistema que se perpetúa en su apariencia monumental, solemne, soberbia y dominante. Una crítica que Montoya moldea bajo un complejo proceso audiovisual en el que afloran las sensaciones de abandono, soledad, desamparo y vacío ante la actual crisis de valores.

« La Isla Parlante es un recorrido alrededor de una isla ocupada por los parlamentos más emblemáticos de la política mundial. La isla está aparentemente abandonada. Los parlamentos presentan muestras de un gran deterioro, mezclados con edificios de viviendas deshabitadas igualmente ruinosas. La isla pudiera haber estado antes superpoblada, pero ahora aparece como un lugar desierto, derruido por el paso del tiempo y por una ausencia que convierte en restos arqueológicos lo que antes habrían sido foros humanos. Las construcciones, forman parte de un paisaje espectral, por donde ya solo parecen deambular unos ecos como fantasmas de las voces del mundo. La función de estos ostentosos edificios ya ha desaparecido. La libertad, la expresión, la democracia, la justicia... resultan inútiles sin habitantes a los que dar voz», afirma el alicantino Isaac Montoya respecto a este videoarte de 10 minutos inspirado en la isla de Hashima, en Japón.

«En 1890 se construyó sobre ella un complejo industrial en torno a una mina de carbón submarina. La isla contaba además con viviendas para todos los obreros, una ciudad en miniatura rodeada por un imponente muro de hormigón que le servía de protección contra los tifones. Hashima llegó a alcanzar una de las densidades de población más altas del mundo. Pero con los años la rentabilidad de la mina fue decreciendo y en 1974 se produjo su cierre definitivo. Todas las personas se marcharon rápidamente y la isla quedó completamente abandonada», agrega Montoya respecto a esta obra en el que aparecen parlamentos de medio mundo, semidestruidos o carbonizados, en tonos grises, que simbolizan la desestructuración total.

¿Pero cómo salvarnos de esta idea y experiencia que representa La Isla Parlante? «Creo que la política podría estar más relacionada con la sociedad, con sus problemas, con su día a día, con sus inquietudes... Porque a veces da la sensación que hay una distancia casi insalvable, entre la política y la realidad, incluso parece que la política lucha contra esa realidad. Uno tiene la sensación de que las cosas importantes para la gente chocan contra las leyes, y de alguna manera se ha deshumanizado el concepto de justicia, ley y política», comenta Isaac Montoya, que ya reflejó algunas de estas teorías en su anterior obra, Tsunami rojo. «La realidad está ahí, y los conflictos no acaban de tener solución», concluye.

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