Los reyes Felipe y Letizia presidieron ayer, ante 1.600 personas, la tradicional entrega de los Premios Princesa de Asturias, en un acto celebrado en el Teatro Campoamor de Oviedo. La gala, en la que el Rey tuvo un gran protagonismo con su intervención sobre la actualidad política en Cataluña (más información del discurso de Felipe VI aquí), supuso una reivindicación de la cultura y también de la política. Además, el acto contó por primera vez en más de tres décadas con la presencia del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy y para recoger el Premio Princesa de Asturias de la Concordia que recayó en la Unión Europea, asistieron el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker; el presidente del Parlamento Europeo, Antonio Tajani, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk.

«El humor es siempre comunicación y, además, ayuda a mejorar la vida», según Marcos Mundstock, uno de los integrantes de Les Luthiers, el reconocido grupo humorístico argentino que este año fue galardonado con galardón de Comunicación y Humanidades. «Hoy más que nunca nos sentimos orgullosos de esta bendita profesión», afirmó este actor, locutor, creativo y, por encima de todo, humorista, miembro de un grupo que, desde hace 50 años, ha hecho reír a cuatro generaciones de espectadores con su característico humor blanco.

«Hay gente que siempre está de buen humor pero es incapaz de entender un chiste. No importa, el sentido del humor se aprende y mejora con la práctica: nadie nace riendo», destacó.

El presidente del patronato de la Hispanic Society of America, Philippe de Montebello, reivindicó el valor de la cultura como «una vía fundamental para la cooperación en relaciones políticas, humanas, económicas y sociales», y para facilitar «el entendimiento en un mundo fragmentado por conflictos». De Montebello recibió el premio de Cooperación Internacional, galardón que fue concedido a esta centenaria institución neoyorquina por su importante labor en la promoción de la cultura y de los valores de lo hispano y lo latino.

«La poesía no está de moda» en una coyuntura poco propicia para este género, «en la que la política o el deporte sí lo están» y donde «un momento de reflexión es peligroso para la salud» y es necesario «correr» y «escapar de uno mismo», lamentó el escritor polaco Adam Zagajewski, galardonado con el de las Letras.

El autor de poemarios como Ir a Lviv y ensayos como Solidaridad y soledad, un disidente del régimen comunista de Polonia que sufrió veinte años de exilio, se ha expresado así durante su discurso, pronunciado en polaco, en la entrega de los Premios Princesa de Asturias antes de recibir el galardón de las Letras.

Nada más recibir el galardón de manos del Príncipe, y sin que estuviese previsto en el guión de la ceremonia, cuatro de los jugadores de la selección neozelandesa de rugby All Blacks, galardonados con el premio del Deporte, interpretaron en el escenario la haka, la tradicional danza de guerra mahorí que llevan a cabo antes de afrontar cada partido.

«Tienen una pasión común, el rugby; el rugby jugado de forma modélica, no solo para ganar, sino también para practicar en el campo las mejores virtudes del deportista completo: juego limpio, camaradería, solidaridad, educación y respeto», destacó el Rey antes de entregar el galardón.

En la ceremonia, William Kentridge recibió el galardónde las Artes por sus trabajos en el cine y el teatro, además de ser un artista multidisciplinar que ha cultivado, la escenografía, el collage, el grabado, la escultura y el videoarte.

El de Ciencias Sociales fue para Karen Armstrong, una de las mayores autoridades actuales en el conocimiento de las tres religiones del Libro, Judaísmo, Cristianismo e Islam, y el de Investigación Científica y Técnica para Rainer Weiss, Kip S. Thorne, Barry C. Barish y la Colaboración Científica LIGO, por sus investigaciones sobre las ondas gravitacionales.