Estela de Carlotto va a cumplir 87 años y sigue encabezando la lucha por recuperar a los niños que el régimen de Videla arrebató a sus padres en los años 70 en Argentina tras detenerles, torturarles y en muchos casos matarles. Ayer ofreció en el MACA la conferencia «Los derechos humanos en Argentina» invitada por el Ayuntamiento y la Universidad de Alicante. Ella misma pudo recuperar a su nieto en 2014 tras años de búsqueda, pero está decidida a seguir luchando mientras pueda para que las demás abuelas también lo consigan.

Preside la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo desde 1989, ¿cómo resumiría este largo trayecto?

Empiezo en 1977 buscando a mi hija mayor, Laura, y a su compañero que fueron secuestrados el 26 de noviembre de ese año igual que otras mujeres buscaban en soledad a sus hijos. Mi marido había sido secuestrado antes y pudo contar las torturas a las que fue sometido en esos lugares siniestros. Fue angustioso porque pensábamos en lo que le estarían haciendo a Laura. No sabíamos que estaba embarazada, nos enteramos por otra chica que estuvo con ella, salió y nos lo contó. Pensamos que criaríamos a nuestro nieto y que ella saldría libre pero no fue así. Nunca salieron. La hija de mi consuegra fue secuestrada con otro grupo de jóvenes en Ciudad de la Plata, fue ella la que me habló del grupo de búsqueda y desde entonces estamos en la lucha.

¿Cómo fueron los comienzos?

No sabíamos qué hacer ni adónde ir. Cada una era de una manera, con una religión distinta, un estatus distinto, no nos conocíamos pero nos unió el dolor y el hecho de que una madre nunca deja de buscar a su hijo. Cada una aportó lo que sabía hacer, yo soy maestra y me dediqué a redactar cartas a gobernantes de todo el mundo, al Papa, a todo el que nos pudiera ayudar. En Latinoamérica era imposible porque había dictaduras en la mayoría de países. En Estados Unidos nos escucharon. Y también luchamos contra la mentira de la prensa argentina y contra el miedo de la sociedad, que en parte aún sigue, y que permanecía en silencio.

¿Cuántos desaparecidos quedan y a cuántos se ha logrado recuperar?

Adultos quedan miles de desaparecidos y niños, hoy ya adultos, más de 300. Hemos recuperado a 124 nietos.

¿Cómo fue el caso de su nieto?

A los niños ya nacidos que se llevaron fue a los que primero encontramos porque había fotos y partidas de nacimiento, pero a los que nacieron durante el cautiverio fue muy complicado, hay abuelas que ni siquiera saben si fue niño o niña. Ese era nuestro caso. Mi nieto fue criado por gente de campo porque su patrón era amigo de los militares y se lo llevaron como un botín de guerra con la condición de que nunca lo encontráramos. Mi tranquilidad es que eran gente de bien, humilde y sencilla. Él los quiere, aunque la justicia sigue su curso y habrá juicio. Yo no les trato, no sé en un futuro. Fue él quien por una casualidad pensó que podía ser uno de esos niños y en 2014 fue a la asociación, se hizo las pruebas y lo supimos. Fue una conmoción, se me iluminó el mundo, todos lloramos y al día siguiente ya estaba con nosotros. Ya sabe quién es, es músico con la oposición de quien lo crió y ahora sabe de dónde le viene porque hay músicos en su familia por ambas partes.

¿Es así en todos los casos? Porque debe ser una situación muy dura para los «encontrados».

Están los que vienen por voluntad propia a la asociación porque sospechan algo y quieren hacerse las pruebas y saber. Lo investigamos y si cuadra se lo pasamos a la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad. Si los análisis son positivos hay la posibilidad de encuentro. Si el caso nos llega por informaciones de terceras personas se les llama. Algunos no quieren saber nada pero son delitos de lesa humanidad que no prescriben y no pueden quedar sin resolver, así que un juez puede dictar que se realicen pruebas. Hay quien tarda en querer conocer a su familia, es complicado porque a muchos los han criado los militares que asesinaron a sus verdaderos padres, pero al final recuperan su verdad.

¿Cuál fue el punto de inflexión para seguir encontrando nietos y alcanzar los 124?

La visita al Blood Center de Nueva York del doctor Allen y un simposio posterior que fue cuando nos dimos cuenta de que con nuestra sangre se podían certificar identidades y crear un banco. En 1984 vuelve la democracia a Argentina y se funda el Banco Nacional de Datos Genéticos que sirve a los jueces. Hoy con el ADN todo es más rápido.

¿Considera que se ha hecho justicia con los responsables?

El gobierno de Néstor Kichner dejó sin efecto la Ley de Obediencia Debida y la Ley del Punto Final del primer gobierno constitucional y hubo muchos juicios pero ahora el actual gobierno de Macri quiere que cumplan las penas en sus domicilios por la edad cuando son un peligro para la sociedad. La historia no puede quedar sin justicia ni verdad porque corre el riesgo de repetirse. No tenemos miedo pese a que a mí me dispararon en 2002 y no me dieron por poco. Lo peor ya lo sufrí.