«Nunca fuimos ambiciosos y hemos visto con asombro que nuestra historia haya durado hasta ahora», dijo ayer en Sevilla Jorge Maronna delante de sus compañeros, los míticos Les Luthiers, que celebran su 50 aniversario con la gira de ¡Chist!.

«Era imposible imaginar esta perspectiva tan hermosa cuando empezamos y ganábamos unos pesitos, suficientes para gastos menores», añadió Maronna de aquellos años en los que él, Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich siguieron a Gerardo Masana, fundador del grupo.

Carlos Núñez explicó que Masana tuvo entonces «un chispazo genial», el de ejecutar piezas del repertorio clásico con «instrumentos informales», fórmula que, por primera vez, se la aplicaron a La Pasión según San Mateo, de Bach, pero con la letra de un prospecto de laxante y conformando una orquesta de serrucho, guitarra que se tocaba al revés y tubos de ensayo que se soplaban.

A esos se han ido sumando otros instrumentos, concebidos y fabricados por ellos, hasta llegar a 40 en este medio siglo, alguno de los cuales han sufrido modificaciones, como el campanófono flagelante -«la diferencia es que ahora el flagelado es el público», matizaron-, del que sacarán acordes en esta gira, en Sevilla del 8 al 16 y que incluye Madrid, del 19 al 24; Salamanca, 26 y 27, y Mérida, el 29 de este mes.

En la conferencia de prensa, los miembros de Les Luthiers hicieron gala de humor e inteligencia incluso al responder preguntas que no eludían el lugar común, como la que se interesa por la lozanía del grupo tras cincuenta años de actividad. «Nadie se ha dado por aludido. ¿De qué lozanía hablamos? No hemos entendido», contestó Mundstock, quien, tras cesar las carcajadas, siguió casi en serio: «Como grupo estamos muy orgullosos. Es por la alegría que nos da hacer esto y que haya tanta gente que nos ha seguido durante tantos años. Eso, aparte de tres horas de gimnasia cada mañana».

Unas palabras a las que Maronna añadió una cita de Fellini: «Los payasos envejecen bien». Sobre su relación después de tantos años, respondieron: «No nos hablamos, salvo en las ruedas de prensa».