«Origen, evolución y auge del arte urbano. El fenómeno Banksy y otros artistas urbanos» es el título de la tesis doctoral presentada por el publicista y periodista ilicitano Emilio Fernández en la Universidad Complutense de Madrid. Una investigación que constata el «boom» cultural del grafiti y que radiografía este fenómeno y movimiento al alza desde sus orígenes hasta la actualidad, «su época dorada».

En este sentido, Fernández señala que, hoy por hoy, el arte urbano «nunca había estado tan cerca, aceptado y demandado por la sociedad en general» y, por su parte, agrega que para algunos expertos «existe cierta saturación y falta de savia nueva (en esta disciplina), ya que muchos jóvenes siguen los pasos de artistas como Banksy e imitan sus técnicas y mensajes».

«La mayoría de nuevos artistas tienen poca presencia en la calle y su principal objetivo es rentabilizar su arte. Todos quieren ser ricos y famosos. Por este motivo se ha 'desvirtualizado' la esencia del 'street art', algunos han olvidado su componente denuncia y se centran en la rentabilidad económica. Podemos decir que el arte urbano se ha escindido en distintas vertientes: los que conservan su esencia pura y los que lo ven como un negocio», reflexiona.

La investigación, dirigida por el profesor Francisco Reyes, pionero en el estudio del grafiti, se centra además en otras conexiones de este fenómeno cultural como la moda o la publicidad. De esta forma, según expone el ilicitano Emilio Fernández, el arte urbano se ha convertido en altavoz de la crítica social, de la denuncia de conflictos y desigualdades sociales.

«El arte urbano es arte abierto a todos, es inteligible porque no hay que ser experto para comprenderlo e incluso realizarlo, se aleja del vandalismo y se acerca a la cultura gracias a unos objetivos con los que la sociedad se ve representado: denunciar conflictos y desigualdades sociales, servir como azote de la clase política, romper con la rutina social o entretener (pero siempre con un toque aleccionador o moralizante)», indica Fernández, quien también establece diferencias con el grafiti por haber actuado durante un tiempo «al margen de la ley».

«Ahora con el auge del arte urbano, y su aceptación social por su cercanía con el mundo del arte, todo lo que sucede en la calle está mejor visto. La buena reputación de la que goza el arte urbano ha arrastrado también al grafiti hacia cotas de popularidad más elevadas», comenta.

Obras y artistas

La tesis doctoral también analiza a artistas de toda España bajo esta misma temática, destacando igualmente el enriquecimiento cultural ante la creación de nuevos festivales y certámenes especializados de arte urbano. Así, Fernández resalta la labor de artistas de la provincia como Rosh 333 y SAM3, pesos pesados y de referencia internacional, junto a otros como Pejac, SPY, Escif, Kenzo, Okuda, el colectivo Boa Mistura, Alberto de Pedro (gigantografías), Señor X, Isaac Cordal (miniaturas), Borondo, Dosjotas, BTOY o Francisco de Pájaro (realiza sus obras con basura), entre otros.

«El arte urbano trata temas espinosos, se nutre de la actualidad y de los temas más candentes convirtiéndolos en obras de arte. Igual que existe el cuadro de 'La Rendición de Breda' por el que nos podemos enterar de lo que sucedió en un hecho histórico gracias a la interpretación de Velázquez, a través del arte urbano podemos enterarnos que en nuestro siglo el calentamiento global está destruyendo el planeta o que el Reino Unido está a favor del Brexit, como por ejemplo plasma la última obra de Banksy», asegura Fernández, quien admite que no hay un total consenso para aprisionar un concepto único sobre el arte urbano ya que este depende del país y de su entorno cultural.

Por su parte, la tesis doctoral de Fernández también aborda la figura de Bansky, quien se ha convertido «en la búsqueda del Santo Grial de nuestro tiempo cultural». Un artista urbano anónimo, el más conocido de todos los tiempos, y que para Fernández no es una sino varias personas.

«En sus inicios era él y sus esprais y plantillas. En la actualidad es una cabeza pensante rodeada de un equipo de trabajo enorme, incluso de una excelente agencia de marketing. Yo siempre fantaseo con la identidad del artista y aunque parece que tiene que ser uno de estos candidatos, Robin Gunningham, Robert Del Naja o Derren Brown, lanzo la siguiente pregunta: ¿por qué Banksy no puede ser una mujer?», apunta.

«Hoy en día el artista Banksy es una marca comercial más. Aunque él se aleja de la mercantilización de su arte, está a favor del mismo y lo rentabiliza de una forma magistral. Se dice que es el artista vivo mejor pagado por detrás de Damien Hirst», concluye.