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Más allá de «Despacito», el machismo en la música

El rap, el pop o el rock tampoco se libran de las críticas por algunas letras

El rapero Costa.

Más allá de Despacito o del polémico Maluma, el pop y el rock tampoco se libran del sexismo. Y tampoco las mujeres cantantes están exentas de caer en este machismo musical imperante: polémica fue Hey Mama, del DJ David Guetta y que canta la trinitense Nicki Minaj, cuya letra en castellano dice: «Sí, yo hago la comida; sí, yo limpio» o «Sí, tú eres el jefe y sí, y yo lo respeto».

En la actualidad, el foco recae con especial atención en el reguetón que los jóvenes escuchan en bucle con letras como Bonita, del colombiano J Balvin: «Y esto no para hasta que estés sin conciencia / hay que perder la paciencia y que sueltes las piernas».

También muy popular es el rap que, al igual que los ritmos latinos, recoge machismos. El rapero Costa rima en la canción Labios tatuados: «La pego y la araño, en el club o el baño / no voy a dejar de darte hasta que te haga daño». En enero de 2016, colectivos feministas lograron la cancelación de uno de sus conciertos en Ciudad Real porque sus letras «dañan la dignidad de las mujeres por su alto contenido violento».

Ya en el plano internacional, el mundialmente conocido Eminem también continúa en esta tendencia sexista rapeando en la canción Vegas: «Puta, tienes que salir corriendo / e ir a buscar a tus fresquitas amigas» u otros versos como «Y hacerme el desayuno, perra, eso es un requisito previo».

Más cercana al pop fue Blurred Lines, una de las canciones del verano de 2013, interpretada por Robin Thicke y Pharrell, que causó una gran polémica por su letra Yo sé que lo quieres, en inglés I know you want it. La frase fue criticada como una apología a la violación al insinuar que la percepción del hombre prima sobre el consentimiento de la mujer. El videoclip del tema también se llevó reproches, ya que en él los intérpretes aparecen rodeados de mujeres que están vestidas únicamente con la parte inferior de su ropa interior.

Juan Aguirre, componente del dúo Amaral, pone desde hace tiempo el foco en el machismo no solo de las letras, sino de la industria musical en sí, según señaló. «El mundo del rock es muy machista, lo he descubierto trabajando junto a una mujer. Cuando se habla de Pereza o Estopa, nadie piensa que uno es el genio y el otro el que tiene la voz, y con nosotros pasaba», lamentaba el guitarrista.

Porque la música española no se salva tampoco, con ejemplos de míticos temas como Corazón de tiza (1990), de Radio Futura, y sus versos: «Y si te vuelvo a ver pintar / un corazón de tiza en la pared / te voy a dar una paliza por haber / escrito mi nombre dentro». Y La Unión decía en Fueron los celos en 1990: «Solo pretendía guardar / algo de mi posesión / Fueron los celos / y no yo». Y Loquillo cantaba en 1987, en el tema más polémico de la música española, titulado La mataré: «Que no la encuentre jamás / o sé que la mataré. / Por favor sólo quiero matarla. / A punta de navaja / Besándola una vez más».

Aunque no todo lo que reluce en la música es sexismo, esta también puede usarse como un alegato feminista que busca la igualdad. Es el caso del gran éxito Ain't your mama, escrita por Meghan Trainor e interpretada por Jennifer Lopez, que denuncia los estereotipos de género en la sociedad.

JLo, entona: «No voy a cocinarte todo el día, no soy tu madre, no lavaré tu ropa, no soy tu madre...¿Cuándo te harás cargo de tus cosas?».

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