La escritora cubana radicada en Francia Zoé Valdés afirma en Miami (EE UU) que los exiliados como ella no han podido «lavar» el odio, algo de lo que sí han sido capaces personas que estuvieron hasta 20 años en las cárceles castristas. «Duele decirlo. No es nada positivo. Es una dicotomía porque al mismo tiempo que es sano, no es positivo. El odio que tengo es producto de la enseñanza que me tocó en las escuelas de Cuba, hubiera o no querido, porque mi madre, mi abuela y mi tía trataron de que no me perforara esa enseñanza», dice Valdés durante una entrevista con Efe.

La creadora de novelas como La nada cotidiana (1995) o Te di la vida entera, finalista del Premio Planeta en 1996, y Premio Azorón 2013 con La mujer que llora, viajó desde París, donde vive desde hace 27 años, para una charla en Miami sobre la actualidad de Venezuela. «Lo primero que nos enseñaron fue a odiar al capitalismo, al imperialismo, a los americanos; todo era odio. Mi generación es un producto de eso», sostiene la autora, que recuerda que hubo un tiempo en el que se aisló dentro de su propio país. «Puse doble cerrojo, rejas. Odiaba a la presidenta del Comité (de Defensa de la Revolución, organización castrista que facilita la vigilancia en los barrios); odiaba todo y esto lo cuento en La nada cotidiana», recapituló la cubana. Sobre Venezuela, Valdés expresó que «la gente seguirá saliendo a las calles a dar la vida, sobre todo los jóvenes, porque aquel es un pueblo muy valiente, de mucho impulso».