? El actor y dramaturgo Sam Shepard falleció el pasado jueves a los 73 años por complicaciones derivadas de la esclerosis lateral amiotrófica, la enfermedad neuronal que sufría, informó ayer un portavoz de su familia.

Su mirada dura y afilada, su presencia imponente como la de un cowboy crepuscular pero intrépido, y su alergia a la fama modelaron la figura de Sam Shepard, uno de los grandes dramaturgos estadounidenses de las últimas décadas y también un actor muy apreciado dentro del cine.

Shepard murió en su residencia de Kentucky (EE UU ) tras una larga carrera en la que destacó como uno de los escritores de obras de teatro más prominentes del movimiento Off Broadway, producciones teatrales independientes en Nueva York.

Shepard, que fue pareja durante 27 años de la actriz Jessica Lange, fue autor de la obra Niño enterrado, que recibió el Premio Pulitzer en 1979, y estuvo nominado a un Óscar como mejor actor secundario por su papel en la película Elegidos para la gloria.

Con más de cuarenta títulos en su aclamada bibliografía, Shepard estaba considerado como una de las voces más originales de su generación, especialmente por su retrato del lado más oscuro de la familia estadounidense y los problemas de identidad de matrimonios, hermanos o amantes.

Fue nominado además a otros dos premios Pulitzer por True West y Locos de amor, dos obras cuyo éxito las llevó a producirse más tarde en Broadway, y fue coautor del guion del alabado film Paris, Texas.

La trayectoria de Shepard recorrió todos los paisajes posibles e incluyó diversas aventuras con músicos de la talla de Patti Smith y Bob Dylan.

En 2011 protagonizó el wéstern Blackthorn, dirigido por el español Mateo Gil y en el que compartió escenas con el también español Eduardo Noriega.