En verano, el decano de nuestros restaurantes vascos resume su rotunda carta en una irresistible propuesta de tapeo para las cenas de su renovada terraza. Son los mismos clásicos de Andra Mari, eminentemente vizcaínos, en raciones pequeñas y platos para compartir. El tartar de salmón rojo Sockeye con mostaza y miel, el crujiente de morcilla y manzana, las croquetas de bechamel con bacalao, las manitas «sin trabajo» con boletus, el bacalao al pilpil, las chuletillas de cabrito con ajetes, el goxua o la panchineta -por ceñirnos al festival de la otra noche-, condensados en una fabulosa parada de bocados tan divertidos como contundentes, en la misma línea de autenticidad, buen producto, estupendo servicio y magnífica bodega que caracteriza al restaurante de los Abadía Jáuregui. Se establecieron en

El Campello en 1990 y se convirtieron en un referente entre nosotros de la mejor gastronomía vasca. Venían de Galdácano, ciudad cercana a Bilbao donde se encuentra todo un santuario de la cocina vizcaína, del que tomaron el nombre para su restaurante: Andra Mari. Y no es ninguna tontería: Joseba, el actual cabeza de la familia, es uno de los escasísimos restauradores o prescriptores gastronómicos de aquí con los que uno se encuentra indefectiblemente en las grandes citas del sector en toda España.