El investigador del Instituto Pasteur de París y director científico del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, Luis Quintana-Murci, afirma que la selección natural no es «un camino de rosas» y ha tenido como precio que pagar más casos de celiaquía y de diabetes. Según Quintana-Murci, las mismas variaciones genéticas que nos han protegido siglos atrás de algunas infecciones bacterianas son las que ahora se han «vuelto en contra de nosotros» y nos hacen más vulnerables a enfermedades autoinmunes como la celiaquía, el lupus o determinados tipos de diabetes.

El investigador del Instituto Pasteur participó ayer en el congreso B·Debate sobre genética humana, que han organizado conjuntamente Biocat y la Obra Social la Caixa en Barcelona, donde pronunció una charla sobre la adaptación humana a los patógenos a lo largo de la historia ante decenas de científicos y estudiantes.

Quintana-Murci asegura que con el tiempo nuestro sistema inmunitario se ha vuelto mucho más ·combativo», algo que contrasta con la época actual, cuando la especie humana tiene que hacer frente a una presión patológica muchísimo menor gracias a los avances médicos como los antibióticos y las vacunas. Por ello, las mutaciones de nuestro organismo que se produjeron hace siglos para protegernos de epidemias que ya no nos afectan, como la peste o el cólera, ahora pueden desencadenar otras patologías, como la anemia.

El director del CNRS francés recuerda que, durante miles de años, los humanos han tenido que adaptarse a diferentes climas, recursos nutricionales y patógenos, y asegura que su trabajo consiste en estudiar cómo estas adaptaciones genéticas permitieron a las pasadas generaciones sobrevivir a las enfermedades de la época. «Diseccionar lo que pasó en el pasado nos sirve para poder entender el presente y conocer nuestra relación con los patógenos y las enfermedades infecciosas», añade el investigador mallorquín.

Por su parte, la profesora de la Universidad de Chicago Anna Di Rienzo, que impartió el lunes una charla en el congreso, desgranó ayer la adaptación genética de las poblaciones que viven en altas latitudes. Concretamente, Di Rienzo ha estudiado a un grupo de tibetanos y sherpas nepalíes, que viven con hasta un 60 % menos de oxígeno del que hay en latitudes inferiores. La investigadora descubrió que todos ellos tenían unos niveles de hemoglobina bajos y también halló que las mujeres que tenían niveles más bajos dentro del grupo disfrutaban de mejores índices reproductivos, con embarazos mucho más exitosos que las que tenían estos indicadores más altos. Además, Di Rienzo estudió el ADN de tres generaciones prehistóricas de nepalíes: una de ellas de hace 3.000 años, otra de hace 2.000 años y otra de hace 1.000 años. Sorprendentemente, descubrió que los niveles de hemoglobina habían variado en cada lapso de tiempo.