Usted vive en la carretera, en los aeropuertos, en los hoteles...

Pero el mar es el primer protagonista en mi vida. Vivo en Mallorca, y también en Sitges, cerca del mar. Alguien dijo que somos del mar y al mar volvemos. Lo necesito, es una conexión como mágica.

¿Cuántas de sus canciones han nacido en la isla?

Muchas. Casi todas las canciones de El principio del comienzo [álbum publicado en 2004] se escribieron en esta casa [la de Alcúdia], un apartamento de 40 metros cuadrados. Que nadie se piense que es una gran mansión. A medida que pasan los años me doy cuenta que acerté instalándome aquí. Mallorca es una de mis musas.

¿Qué necesita a la hora de componer?

Lo más importante es el método. Y para ser metódico tengo que quitarme las sombras de la cabeza, concentrarme, ser capaz de olvidar los demás proyectos, estar en mi casa, en orden y tener una guitarra cerca.

Joven y emprendedor, ¿le resultó fácil abrir su restaurante?

En este país que nos ha tocado vivir y en este momento a nivel político y fiscal es difícil hasta montar un quiosco para vender pipas. Con el restaurante sufrimos los tiempos de crisis más duros. Estuve a punto de tirar la toalla varias veces. Sostener la situación era imposible. Y era un momento en que la música tampoco me acompañaba. Felizmente fuimos capaces de sacarlo adelante. Y aquí seguimos, 14 años después.

¿A qué huelen sus canciones?

A whisky con rosas.

¿Es usted de la noche?

No, por un motivo: no me lo puedo permitir. La noche me encanta pero tengo un hijo de 10 años que es muy exigente.

¿También lo es con sus canciones?

Creo que a mi hijo no le interesa demasiado lo que hago. Tiene ciertas complicidades conmigo pero lo que a él le gusta es el hip hop, el programar y utilizar protools. Está inmerso en ese movimiento latente en el mundo que es el trap.

Usted que ha actuado en un sinfín de escenarios, ¿España aprueba en infraestructuras musicales?

En 17 años de carrera he dado cerca de 2.000 conciertos y diré que no, que no aprueba. No hablaré de vergüenza absoluta pero sí apuntaré un problema que cada vez es más manifiesto y más grande: la falta de apoyo institucional al desarrollo del talento hace que este sea cada día más escaso. Al haber menos oportunidades para el desarrollo se hacen menos cosas en directo, y eso lleva a que la calidad también se vea mermada. Es casi imposible escuchar a un grupo que empieza con un equipo y en una sala de calidad. En este sentido rompo una lanza por programas como La Voz, donde se ofrece una oportunidad para ese desarrollo, el del talento.

¿Se sintió siempre cómodo en televisión?

Enfrentarme a las cámaras ha sido muy difícil. Las noches anteriores a las grabaciones eran noches de nervios. La televisión cambió mi forma de vivir por completo, ni a mejor ni a peor, pero la cambió. De repente sentía que la gente me hablaba como si me conociera. Lo vivo con mucha emoción e intensidad y estoy agradecido a La Voz porque ha conseguido de alguna forma que la gente descubra a alguien que no conocía. Se sabían mis canciones pero no tenían ni idea de cómo era yo.

¿Sentía la necesidad de desnudarse ante su público, de mostrarse como es?

No. Yo vivo humildemente de esto. La carrera artística es una de las más difíciles de manejar porque cualquier pequeño detalle altera el orden natural de las cosas. Se trata de hacer las cosas como uno cree que hay que hacerlas. Después de 17 años al único que me queda por demostrarle cosas es a mi hijo. A mí, me las he demostrado todas. Yo entiendo que habrá gente a la que nunca le gustará mi música pero a mí nadie podrá decirme que no lo he dado todo. Lo que hago lo hago desde el corazón, siempre. No tengo ninguna necesidad de que nadie me conozca pero entiendo que vivo dentro de un sistema, de una industria que necesita autoalimentarse, y yo vivo de esto, no vivo del aire. Y vivo de esto con cierta dignidad.

Como catalán, ¿qué opina del proceso independentista?

A riesgo de que me llamen ignorante, los nacionalistas y no nacionalistas, independentistas y no independentistas, les diré que no entiendo nada de lo que está pasando y lo peor, nada de lo que plantean. Mira que lo intento, pero no entiendo nada. Hay demasiadas cosas importantes de las que no se hablan mientras se habla del proceso.