Cuatro heridos, tres por asta de toro, es el balance del primer encierro de los sanfermines de este año, corrido ayer con la ganadería de Cebada Gago en el día grande de las fiestas, en el que miles de personas se dieron cita en el casco viejo de Pamplona para honrar al santo, cuya capilla cumple trescientos años.

La jornada empezó con el primer encierro de los sanfermines, con menos gente que otros años, y resultó ser una carrera bonita pero peligrosa al quedar rezagados dos toros.

Con medio minuto de diferencia en su llegada al coso entre la torada y los dos animales descolgados, el encierro duró finalmente dos minutos y cincuenta cinco segundos y a su término cuatro corredores fueron trasladados al Complejo Hospitalario de Navarra.

Después de una jota en honor a San Fermín interpretada por una mujer y su hija y los tres tradicionales cánticos de los mozos al santo pidiendo su protección, los «cebaditas» abandonaron los corrales a las ocho de la mañana guiados por los mansos, pero pronto un toro color melocotón tomó la cabeza y en pocos segundos junto a él se situaban sus hermanos. A mitad de carrera, la manada se dividió y propinaron pisotones y revolcones a varios corredores, y una cornada en una pierna a otro. Al final, cuatro mozos han tenido que ser evacuados, tres por herida de asta: dos norteamericanos y un navarro. El cuarto herido es un irlandés que sufrió un traumatismo. El más grave es el navarro F.A.T., de 46 años, quien sufre una contusión craneal, herida en la frente y cornada en la región posterior del muslo derecho.

Y tras la emoción del encierro los pamploneses y muchos visitantes también se prepararon para asistir a la procesión y posterior misa en honor de san Fermín en su día. Miles de personas, en una mañana calurosa, se dieron cita en el casco viejo de la ciudad para ver pasar la imagen del santo acompañado por la corporación municipal en traje de gala, el cabildo catedralicio, la banda de música La Pamplonesa y la comparsa de Gigantes y Cabezudos.