¿Cree que Berlín y Málaga han propiciado los buenos resultados cosechados por la película en su estreno en las salas?

Sin duda. Lo de Berlín fue muy bien a nivel internacional, para que luego la película pudiera ir a otros festivales y para las ventas en otros países. Pero aquí en España ha sido súper importante ganar en Málaga. Para una película pequeña que no tiene mucho para invertir en promoción es como el mejor regalo posible.

Además habrá supuesto un impulso para su ego y para su apuesta de dedicarse al mundo del cine...

Es muy bueno para el ego, sí. Pero ésta es una profesión un poco rara, ya que una película te puede ir bien y la otra no. Nunca se sabe lo que puede pasar. Lo que realmente espero es que esta película me abra la posibilidad de hacer la siguiente. Para un cineasta, eso es un éxito siempre. Aunque es verdad que a veces es complicado. Hay directores con grandes primeras películas a los que luego les ha costado levantar su segundo proyecto.

En esta película vuelca parte de su experiencia personal. ¿Cómo le marcó perder su madre teniendo tan solo seis años?

Es algo que te vuelve muy fuerte. Siempre pienso que esta experiencia me ha dado la capacidad de adaptarme a lo que sea. Y tengo una gran capacidad de aguante para cualquier circunstancia. El recuerdo es algo para mí muy extraño. La memoria es muy selectiva y cuando te ocurre algo así de fuerte siendo tan niño tiendes a olvidar para tirar para adelante. Esta experiencia te marca para siempre tu personalidad y la fuerza que tienes. Creo que si no me hubiera pasado esto no tendría toda la fuerza que se necesita para hacer cine.

¿Después de estudiar cine durante un año en los Estados Unidos, qué cree que habría que copiarles a los norteamericanos en su forma de hacer películas?

Lo que más me sorprendió a nivel educativo es la energía positiva que tienen. Allí te permiten soñar. Y te animan a que cumplas tu deseo de hacer cine. Te empujan a ello. Yo venía de estudiar Comunicación Audiovisual en Barcelona y esto no lo había sentido nunca. Aquí hay como un espíritu crítico tan fuerte que te hace pensar que hacer cine es casi imposible.

La protagonista de su historia es una niña. ¿Cómo ha sido trabajar en el rodaje con ella?

Rodar con niños es muy bonito. Para mí ha sido la parte más bonita del proceso. Pero tiene una parte muy complicada, ya que tienen que ser el centro de todo. Como directora a veces te gustaría estar tomando decisiones a conciencia. Decisiones formales como por ejemplo dónde mover la cámara en una escena en concreto. Y esas decisiones con las niñas había que simplificarlas para poder adaptarnos a ellas.

¿Cree que el cine español necesita más miradas y voces femeninas?

Hacen mucha falta. Los números además son terroríficos. Creo que solo el 19% de las películas están dirigidas por mujeres. Es verdad que yo no he tenido ningún problema en dirigir esta película por ser mujer. Pero creo que hay que impulsar un poco esta cuestión con el tema de las cuotas o propiciar programas para que las mujeres hagan proyectos.