La tecnología de edición genética CRISPR, conocida como el «corta y pega genético», está cada vez más cerca de la práctica clínica ya que acaban de empezar los primeros ensayos clínicos en humanos para aplicarla en la lucha contra el cáncer de pulmón y tumores nasofaríngeos. Así lo ha reconoció ayer el investigador y profesor de la Universidad de Alicante Francisco Martínez Mojica, quien sentó las bases de dicha técnica y que ayer recibió junto al jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital 12 de Octubre de Madrid, Luis Paz-Ares, los premios de Investigación Biomédica 2017 de la Fundación Lilly.

En concreto, hace unas semanas han empezado en China siete ensayos clínicos que a través de la técnica CRISPR-Cas buscan utilizar el sistema inmunológico de bacterias para modificar el de humanos a través de los linfocitos T extraídos del propio paciente.

«Es una especie de inmunoterapia», según reconoce Martínez Mojica, ya que el objetivo es «modificarlos con esta herramienta para que al reimplantarlos en el paciente sean capaces de ir contra las células tumorales».

Un avance que también está previsto que se pruebe en otros tumores como vejiga y próstata y que es una muestra de que «esta técnica no es solo una herramienta para abordar enfermedades genéticas».

Mojica recordó que el desarrollo de la tecnología CRISPR puede tener aplicación en múltiples enfermedades y, de hecho, en la actualidad está estudiando en su aplicación para buscar alternativas a los antibióticos con tratamientos «inteligentes» basados en virus.

«El comportamiento de un virus por naturaleza es infectar bacterias y matarlas, por eso pensamos que se pueden utilizar como alternativa a los antibióticos», para lo que buscan identificar los complementos de los virus que son responsables de esa muerte bacteriana y reproducir ese proceso en el laboratorio para que solo ataque a las bacterias que reconoce como patógenas, «no a todas como hacen los antibióticos actualmente».