Al margen de su calidad literaria, solo contar su vida merece un volumen. Pero el caso es que esta luchadora, hija de militar, sobrina de Menéndez Pidal y María Oliva Goyri -la primera mujer que estudió en la universidad en España-expulsada del colegio por leer a Balzac y Pérez Galdós, embarazada a los 16 años de un hombre diez años mayor del que se separó, figura fundamental del comunismo español en el exilio, en la lucha por la libertad y, además, compañera y esposa de Rafael Alberti, fue también una gran escritora.

María Teresa León. Muchos leerán ahora su nombre por primera vez y otros habrán pasado de puntillas por su figura, igual que ha ocurrido en este país con muchas mujeres luchadoras, autoras, intelectuales sobre las que el silencio ha hecho las veces de cámara acorazada. El escritor alicantino José Luis Ferris, autor también de la biografía de Miguel Hernández y Maruja Mallo, quedó seducido por su figura mientras investigaba al poeta oriolano. Así surgió Palabras contra el olvido. Vida y obra de Maria Teresa León (1903-1988), que edita la Fundación José Manuel Lara y que el autor presenta el jueves en Madrid, después de haber sido galardonado con el Premio Internacional Domínguez Ortiz de Biografías 2017.

Publicó más de 20 libros, la mayoría en el exilio y tuvo un peso fundamental en la guerra y la posguerra. Primero desde la Alianza de Intelectuales Antifascistas, donde fundó la revista El mono azul y fue responsable de la Junta de Defensa y Protección del Tesoro Artístico Nacional, y después desde París, Buenos Aires y Roma donde no solo se convirtió en emblema de los exiliados junto a Alberti, sino también en una gran autora. «Su primer libro lo publicó en 1920, Cuentos para soñar, y el último en vida en 1970, Memoria de la melancolía. Entre medias, ensayos, novelas, cuentos, biografías, artículos de prensa, teatro, guiones de cine, como el de la película La dama duende que tuvo un gran éxito...», asegura el autor.

En 1930, tras separarse de su marido y sus hijos, se instaló en Madrid y en un recital conoció a Rafael Alberti. «Se enamoraron profundamente uno del otro y les cambió la vida». Su relación es también digna de una novela. Enseguida se fueron a recorrer Europa y visitaron la URSS en 1932. «Ese viaje va a ser revelador porque vuelven sovietizados; de hecho, en 1933, en la Generación del 27 ya les han colocado la etiqueta de la pareja comunista, y fundan la revista revolucionaria Octubre; hasta llegó a entrevistarse con Stalin».

Un año después publica su tercer libro, Rosa-Fría, patinadora de la luna, un título que deja patente su relación con el surrealismo. «Con este libro demuestra a todos que es una gran escritora porque no se limita a contar una historia sino que lo importante es cómo lo cuenta».

Su segundo viaje a URSS, también con Alberti, es en 1935. Cuando regresan había estallado la huelga de mineros en Asturias y como estaban muy significados políticamente se van a Estados Unidos y Centroamérica. Al volver en 1936 estalla la Guerra Civil y toman un papel determinante desde la sede de la Alianza de Intelectuales Antifascistas. «María Teresa fue una figura fundamental, no paraba de moverse y hasta fundó una compañía, Las Guerrillas del Teatro del Ejército del Centro que actuaba para los soldados». Y es que, afirma Ferris, «desarrolló una intensa actividad teatral como actriz, como directora y como autora».

Aquí entra Alicante en su vida. Habían conocido la sierra Aitana en un viaje camino de las Baleares. Cuando marcharon al exilio a París en 1939, lo hicieron en avión desde la posición Yuste de Monóvar y la última vista que tuvieron desde el aire fue la de esa sierra. Por eso, cuando su hija nació en 1941, fue ese el nombre elegido para ella. No regresaron hasta 1977. «Ella soñaba con volver y cuando lo hizo no sabía a qué país estaba llegando.... casi lo cuento con lágrimas en el libro porque da mucha pena. Nada más bajar el PCE los llevó a unos apartamentos; a Alberti al primer piso y a ella al tercero. No volvió a verla hasta unos días antes de su muerte, en 1988».

«Hay mujeres que en su época hicieron muchísimo desde el punto de vista creativo y político, y sin María Teresa León no se puede entender la política de su época, pero han sido silenciadas, como la pintora Maruja Mallo o la poeta Concha Méndez». En su caso, al enamorarse de Alberti, «que tuvo mucha energía como poeta y la luz de él tapa la de ella, que prefirió estar en segundo plano».

El trabajo publicado ahora por José Luis Ferris pretende «recuperar» y «reivindicar» su figura. Antonina Rodrigo, Benjamín Prado, Inmaculada de la Fuente, Torres Nebrera, Estébanes Gil y Carmen Domingo también han contribuido a rescatar a esta autora. «Yo parto de su trabajo para contar la vida de una de las escritoras más deslumbrantes, profundas y bellas de la Generación del 27, cuya calidad literaria nos conduce con más legitimidad que nunca a los anchos paisajes de la memoria. La suya es una historia marcada por el amor y el desamor, el compromiso y la soledad, el ruido y el silencio, la guerra y la pasión por la vida....».

«El sentido último de los veinte libros que escribió -afirma el autor de esta biografía- se halla en lo que tienen de epopeya colectiva, de episodios compartidos con las víctimas de una misma realidad, de un periodo histórico concreto, la guerra civil y el exilio. En todos esos años, ella puso voz a los que no la tenían».