Once años después de presentar al mundo su combate contra el cambio climático en Una verdad incómoda, el exvicepresidente estadounidense Al Gore retoma esa lucha con una secuela que, pese a la urgencia de la situación, evidencia que el planeta cuenta con las soluciones necesarias. La cinta fue presentada ayer en el Festival de Cannes, en una jornada plagada de estrellas como la actriz Nicole Kidman y el director Michael Haneke.

An Inconvenient Sequel: Truth to Power sigue al antiguo mandatario demócrata en apariciones públicas o reuniones internacionales como la Cumbre del Clima de París (COP21) y lleva a la gran pantalla sus esfuerzos por ganar nuevos adeptos a la causa. «El cine es un medio capital para transmitir un mensaje poderoso que el mundo debe escuchar. Cuando la gente va a al cine y está pendiente durante 90 minutos o dos horas hay una oportunidad sin precedentes para que reciba una narrativa pensada», dijo en conferencia de prensa el viceprrsidente de Bill Clinton.

La primera película, Óscar al mejor documental, alertaba con datos científicos de que, a menos que se frenaran las emisiones de dióxido de carbono y otros gases que retienen el calor en la atmósfera, la vida tal y como la conocíamos iba a cambiar como consecuencia del cambio climático. Más de una década después de ese exitoso proyecto cinematográfico, la secuela muestra la situación actual, el agravamiento de las sequías e inundaciones, pero también los avances experimentados a nivel tecnológico.

Por su parte, Haneke considera que no se puede describir la sociedad en la actualidad sin hablar de las redes sociales y por eso las utiliza en Happy End, un filme con el que se arriesga en la forma para analizar el autismo de la sociedad actual y con el que no convenció . «Estamos inundados por informaciones que nos dejan sordos y ciegos porque tenemos la ilusión de estar informados pero en realidad no sabemos nada», afirmó Haneke sobre su filme, con el que compite por la que sería su tercera Palma de Oro de Cannes, tras las conseguidas con La cinta blanca (2009) y Amor (2012). A sus 75 años, Haneke no quiere dar la espalda a la realidad y comienza y acaba su película con imágenes grabadas por un teléfono móvil y destinadas a las redes sociales, un ejemplo del cambio brutal del mundo en las dos últimas décadas. «Siempre había querido tratar ese tema, pero no es el tema principal del filme», dijo el realizador austríaco. Happy End, agregó, «es sobre nuestra forma de vida, nuestro autismo».

Sonriente y feliz de estar en Cannes con el último trabajo del griego Yorgos Lanthimos, The Killing of a Sacred Deer, Nicole Kidman aseguró que no tiene la obligación de trabajar, pero lo hace porque es su «verdadera pasión». «En esta fase de mi vida intento ser muy atrevida, abierta, probar cosas nuevas, apoyar directores en los que creo», afirmó Kidman, omnipresente en esta edición de Cannes, en la que presenta tres filmes y una serie, Top of the Lake, de Jane Campion, de la que es amiga desde que la actriz tenía 14 años -»básicamente me descubrió», dijo-. Su objetivo ahora es «actuar como cuando tenía 21 años» y empezaba su carrera, forzar los límites, salir de su zona de confort. «Y hacer cosas en las que creo», afirmó convencida.