Las voces de los insurgentes aplastados en el reñidero sirio

En el origen de la guerra siria hubo una revuelta popular, la más tardía de la primavera árabe. Dos años después, el país domeñado por los Asad se había convertido en una tragedia de escenarios múltiples: intervenciones extranjeras, suníes contra chiíes, yihadistas contra yihadistas, millones de exiliados y desplazados. Y el núcleo original, los insurrectos que militarizaron su protesta, había quedado anegado en sangre. El periodista británico Robin Yassin-Kassab y la activista Leila al Shami han buscado las voces protagonistas y, entrelazándolas con una rigurosa y perspicaz reconstrucción del conflicto, han erigido 'País en llamas'. Los sirios en la revolución y en la guerra. Pese a no cubrir el último tramo del conflicto, desde la intervención rusa en septiembre de 2015, el volumen es un lúcido y descarnado retrato de una lucha popular contra fascistas de corbata y fascistas barbados.

Risa y lucha de clases en la primera novela de Valentín Roma

A Valentín Roma, hijo de manchego emigrado al cinturón industrial de Barcelona, le quedan algunas certidumbres. Por ejemplo, la risa, la lucha de clases y los afectos. Roma (1971) es un desclasado: su abuelo era labriego; su padre, obrero, y él es profesor de Teorías Artísticas y aprendió en carne propia que puedes dejar de ser conservador jefe del MACBA si le das el visto bueno a la escultura de un Borbón enculado. Esa mezcla de ingredientes está detrás de 'enfermero de Lenin', una novela que -por pulso, intención y diversión- harían muy mal en no coger al vuelo. Sostiene Roma que, hace unos años, su padre enloqueció tras una operación y se tomó por Lenin durante tres semanas. Pues bien, ya tienen el trampolín perfecto para ilustrar que sí, que sigue habiendo disidencia siempre que uno prefiera reír a reverenciar y siempre que sus afectos le amarren a las raíces que le impiden sacarse a subasta.

Tras las huellas de Leopardi y Dante en una bicicleta de 1898

En 1898, el italiano Alfredo Panzini, literato y lexicógrafo que algunos años después había de ser conocido por su “Dizionario Moderno”, se subió a una bicicleta y, en compañía de un ingeniero avezado en pedales, salió de Rímini, en la costa adriática de la EmiliaRomaña, con rumbo a las vecinas regiones de Las Marcas y Umbría. Quería conocer de primera mano gentes y paisajes, a la vez que surcaba las tierras de Leopardi, Dante, Francisco de Asís y otros personajes menos conocidos fuera de Italia. Panzini pinchó al poco, lo que le hizo llegar a la vecina Pésaro en un estado lamentable pero no le impidió proseguir un viaje que es tanto un descubrimiento de escenarios como un itinerario intelectual. El resultado es este precioso 'En la tierra de los santos y los poetas' donde, como apunta Antonio Colinas en el prólogo, se funden “arte y vida, literatura y naturaleza”. Una delicia para lectores.

El suicidio, puerta de entrada a la historia y la cultura de Japón

El antropólogo cultural Maurice Pinguet (1929- 1991) fue una de esas asombrosas máquinas de pensar generada por la escuela francesa. El suicidio y Japón, donde vivió casi toda su vida desde los 29 años, fueron los ejes de sus investigaciones, hasta el punto de tenérsele por atractor de intelectuales galos al orbe nipón. De hecho, fue él quien llevó al archipiélago a Barthes, que escribió allí parte de El imperio de los signos y se lo dedicó. El magisterio de Pinguet sólo encontró acomodo en un libro, 'La muerte voluntaria en Japón', que publicó a los 55 años. Que el escaso atractivo del título no les engañe. A través del análisis de la muerte por propia mano en la cultura japonesa -del guerrero al monje, del amante al exaltado, sin olvidar, claro, a Mishima- es toda una lectura de la historia nipona la que desfila por un texto riquísimo al que un glosario de 75 páginas convierte en inapreciable vademécum.