Los «quijotes» del 15-M

Vivió el desencanto y la rebeldía en su Argentina natal en 2001. Pero nada cambió. Solo ella. Se mudó a Guatemala, a EE UU y a México. Las noticias sobre las protestas del 15-M en España le reavivaron la esperanza de que tal vez esta vez sí. «Fue como una necesidad existencial, yo tenía que estar aquí, pensé que iba a ser distinto y quería ser parte de esto».

Así fue como Florencia Davidzon, licenciada en Ciencias Políticas, máster en Comunicación Social y en Fine Arts en Cine, y de segundo apellido inquieta, cogió su mochila y su cámara en 2011 y se plantó en la plaza de Cataluña. Aunque no quedaba nadie apostado en ese espacio, todavía rezumaba en el asfalto el olor a indignación. Entonces comenzó la marcha a Madrid y la cineasta inició su camino.

Ese fue el inicio de Los Quijotes de la Marcha, un documental-ensayo, según su propia definición, que se estrena a nivel mundial hoy en el Club INFORMACIÓN, antes de que se proyecte el 1 de junio en el Matadero de Madrid. «La película tiene cosas como pesimistas por lo que no fue, pero para mí es esperanzador lo que ocurrió, no quiero que se vea como que no valió la pena».

La realizadora, que retomó el contacto con algunos de los implicados tres años después para ver su evolución ideológica, destaca que se alejó de la visión política «de algo que me era ajeno porque no soy de aquí, pero que superaba las fronteras y para mí tenía que ver con algo que iba a ser en Argentina y no fue».

Davidzon, que trabaja ahora en un documental sobre ritos funerarios en México, define su película como «muy anárquica, también desde lo narrativo porque no da respuestas, tengo una mirada crítica de lo que fue y vi que a finales de 2013 las mismas cosas por las que nos peleamos en 2011 permanecían». Sin embargo, afirma, «había transformado la vida de mucha gente en un momento determinado y la idea de ser partícipe en la configuración de su comunidad y su entorno, eso no murió».

En el acto de presentación, estará acompañada por Pilar Pérez Solano, realizadora, ganadora de un Goya por Las maestras de la República y presidenta del Consejo de Administración de Ciudad de la Luz. La también cineasta considera el documental como un género en alza y este «me interesó porque es un proyecto muy personal y me vi reflejada; cuando crees en un proyecto y no tienen ningún apoyo, lo hace porque crees en él».

Del 15M, destaca, «se han hecho muchos documentales», pero la diferencia es que «lo hizo desde el desencanto político que ya había vivido en otros países». Y esa visión «es muy interesante».