El Instituto de Cultura Juan Gil-Albert invita al público a participar en la próxima exposición del artista Juan Carlos Rosa Casasola llevando a la Casa Bardín ropa usada que será utilizada en la muestra De ida y vuelta, que se inaugurará en julio.

Las prendas que done el público hasta el 30 de junio se convertirán en parte de una exposición que servirá al artista para reflexionar sobre la ropa y el concepto de viaje o reciclaje, «pero también sobre cuestiones acerca del "deseo-necesidad" relacionado con el consumismo, las redes sociales o la acumulación», señala el artista, que se pregunta cuánto invertimos en cultura frente a la industria fast-fashion.

Juan Carlos Rosa Casasola (Alicante, 1988) creará con la colaboración ciudadana tres instalaciones en esta muestra -comisariada por Andrea Brotons- que incluye 22 piezas, unas inéditas y otras ya expuestas en el IVAM, la galería Luis Adelantado, el Centro del Carmen de Valencia, la Fundación Frax, Las Cigarreras o Parking Gallery con las residencias artísticas A Quemarropa. Estará formada por pinturas, vídeos e instalaciones de las series BestSeller, Show, Smartpaint, Everybody wants an iPhone y un par de pinturas anteriores.

Con este proyecto, iniciado en 2013 con el fin inicial de mostrar la diversidad y la globalización, «intento que de alguna manera todos podamos invertir en cultura y arte contemporáneo, democratizando el acceso al arte contemporáneo y fomentando el reciclaje, la participación ciudadana y la solidaridad. Además las esculturas realizadas con este material funcionan como retrato colectivo, ya que cuando el anterior usuario se reencuentra con ese jersey o esa camiseta, la entiende como parte suya, la reconoce como algo suyo, como un reflejo», observa Rosa Casasola.

El artista, que actualmente vive en Berlín, desarrolla este proyecto de forma paralela en el Instituto Cervantes de la ciudad alemana, donde llenará los estantes vacíos de la biblioteca con ropa plegada.

La ropa que se use quedará como obra, «la conservaré al igual que otras pinturas o esculturas en el estudio hasta nueva fecha. Pero cuando realizo instalaciones efímeras las prendas vuelven a tener una tercera vida, donadas a quienes más la necesitan», indica.