«No hay que desmitificar a los mayas, los mitos sobre su universo siguen vigentes y fueron la base estructural de la sociedad maya desde el principio», aseguró ayer Sofía Paredes, directora de la Fundación Ruta Maya, que tiene como objetivo la recuperación del patrimonio arqueológico que salió ilegalmente del país y que acabó en países como EE UU, principalmente, Alemania o Bélgica.

«Lo interesante es que entre los antiguos mayas ya existía una cosmovisión que se mantiene en las costumbres actuales; esa idea de lo mágico de la cultura maya es real». Como ejemplo, Sofía Paredes apuntó la consideración sagrada del maíz o de la ceiba o el inframundo acuático, «todo eso silgue interconectado a día de hoy».

Y eso es, en su opinión, lo novedoso de la exposición del MARQ. «La gente va a tener oportunidad de entrar a la selva para ver las piezas, va a tocar mucho los sentidos porque también se hace eco de la cultura maya aún viva».

Para Víctor Manzanedo, conservador del Museo Nacional de Arqueología y Etnología de Guatemala, la exposición de Alicante va a estar muy ligada a la arquitectura y el entorno de la cultura maya, porque «su discurso se centra en lo que fue la construcción, la arquitectura y el entorno selvático».

«En el caso de la cultura maya -afirma- es muy característica la capacidad de entender su entorno natural; estamos hablando de 3.000 años de cultura que persiste representada en una diversidad de grupos étnicos que son herederos directamente de los primeros habitantes». En este sentido, Manzanedo destaca que «el vinculo entre pasado y presente es lo que justifica el conocimiento de la cultura maya».