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Puntadas con hilo

A algo más de cinco

A algo más de cinco

Y de repente saludas a alguien y se permite el lujo de invadir tu espacio vital sin llamar a la puerta. Es la zona íntima, aquella que, según expertos en comunicación no verbal, abarca de los 15 a 45 centímetros de tu cuerpo, tu propiedad. Los hay con esta costumbre, no es necesario un metro para darse cuenta. Y das un paso atrás. O no. Depende. A menos de cinco centímetros es el título del último libro de Marta Robles y a la distancia a la que le gusta tener «siempre una buena compañía, pero hay muchas cosas que me complace tener a esa distancia, como una buena copa de vino, pero siempre una buena compañía», confiesa.

A Marta su visita a Alicante le remueve sentimientos y recuerdos de infancia. En los últimos años ha venido poco, pero de niña, cuando soñaba con ser lo que es hoy, veraneaba en la playa de San Juan, donde su abuela tenía un apartamento. «Los olores, los paisajes? Para mí el mar, el Mediterráneo, era el mar de Alicante». Delgada, estilosa, natural, cercana y con una sonrisa sincera enmarcada con barra de labios en color rojo: «¡Está divina!», «Mírala, ¡que tipazo!», «¡Es alta! Bueno, lleva un buen tacón?Pero, sí, es alta», «¡Qué mujer más interesante!»? Estos y otros comentarios, siempre precedidos de un buen escaneo, eran los que pronunciaban las señoras que acudieron, con el bolso en una mano y el último libro de la escritora en la otra, al almuerzo solidario a beneficio de Alinur. De nuevo, el ISCE (Instituto Superior de Ciencias y Educación), que dirige Begoña Méndez, junto a Lola Peña como responsable del Aula de la Mujer, congregó a más de 100 mujeres, muchas de ellas representantes de diferentes sectores de la sociedad alicantina.

Marta Robles volcada en la iniciativa del ISCE no dudó en ningún momento en participar en la actividad desarrollada por esta institución que reúne, mensualmente, a un nutrido grupo de señoras con un fin más que solidario porque «la solidaridad no tiene que ver siempre con el tema recaudatorio, es compartir», asegura Begoña Méndez.

Marta encandila sólo con su presencia. Pero, cuando habla, atrapa. Dice que «está llena de defectos, uno de ellos que soy muy impaciente. Soy de las de '¡Dios mío, dame paciencia pero ya!'. De joven era más iracunda, como las burbujas de la gaseosa, me agobiaba muchísimo por si le decía a alguien algo inoportuno. Ahora, tengo más arrugas pero eso se me ha ido pasando», explica. No soporta la mala educación y valora la bondad en una persona por encima de la inteligencia. A destacar, su capacidad de abstracción. Un ejemplo: «Estaba haciendo una entrevista a un ministro, por teléfono, llegar mi hijo con un dedo en alto. '¡Mami, mira mi dedo!'. Un segundo señor ministro. '¡Fffffff!' (sopla). ¡Ya estoy con usted!». Ríe mientras lo cuenta.

Intriga, erotismo, engaños, secretos y una trama turbia en su última novela, primera incursión en el género negro, que presentó en el evento del ISCE, en el colegio El Valle. Entre las más de cien asistentes, dos valientes, Pedro Romero y Manuel Avilés, amigo de Marta Robles. También, Leonor Martínez, de Alinur, Nito Manero de APSA, Puri Pérez Guerras, de Amurada, Chay Gómez, Cari Boyer, Concha Escámez, Mª José Fernández, Irene Koch, Matilde Díaz, Amalia García Pertusa, María Luisa de Borbón, María Aragón, las hermanas Martínez Tercero, Sol y Maribel, la cónsul en Alicante de la República Dominicana, Eddy Peña, Pilar Rigual, Consuelo Giner, de Espejo de Alicante, Carmen Casanova, de Down España, María de la Vega, Teresa García, Ángeles Cardona?

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