Sabe que tiene que partir de cero, en unas circunstancias en las que en el pasado se ha arrinconado tanto la cultura de la provincia desde la Generalitat, que el sector se ha hecho prácticamente invisible desde Valencia. El sector y también el único espacio que dependía de CulturArts -ahora Institut Valencià de Cultura-, el Teatre Arniches, que ha sobrevivido pese a todo: con programador y sin él. «Hay que cerrar una libreta y abrir otra, para dar presencia a lo que hasta ahora ha sido como si fuéramos de segunda».

El objetivo lo tiene claro la alicantina Alicia Garijo, nombrada ayer delegada del IVC en la provincia, tras un concurso convocado por la Conselleria de Cultura para funcionarios de las administraciones públicas, al igual que el representante para Castellón, Alfonso Ribes. «Considero que es fundamental la territorialización de la cultura y que la voz de Alicante ha de estar muy presente en el ámbito de la cultura valenciana. Aquí hay mucha gente que tiene muchas cosas que decir, tanto compañías como artistas, creadores y gestores, de gran recorrido y de mucha valía y creo que hay que hacer valer eso».

Garijo, que se incorporará a su puesto a principios de mayo, tiene una trayectoria profesional centrada en la gestión cultural pública. Consiguió la plaza de técnica de Cultura en Altea y, tras pasar por la Casa de Cultura, se incorporó al Pala Altea en 2001 cuando se inauguró. Allí pasó por la dirección técnica, la gerencia y la dirección artística hasta que en 2013 el gobierno municipal privatizó ese centro y volvió a las dependencias municipales. «Es lo que me gusta y lo que mejor sé hacer -asegura- y me pareció una buena oportunidad a nivel personal y profesional en un momento en el que hay voluntad por parte de la Generalitat de hacer las cosas de otra manera».

En su opinión, «es fundamental ese ánimo desde la propia Generalitat para apostar por que las voces de las comarcas tengan presencia. Para eso estamos y yo voy con toda la fuera y el ánimo para que así sea».

Llega con una lista de propuestas, «que pasan sobre todo por reunirme con el sector alicantino, tanto de gestores como de creadores y compañías profesionales, no solo en el ámbito de las artes escénicas». Y es que su función es coordinar en Alicante las áreas de los tres directores adjuntos: artes escénicas, audiovisual y música y cultura popular. «Creo que es una buena oportunidad para hacer un buen trabajo. Ha habido años difíciles para la cultura y creo que ahora es un buen momento».

Sobre todo con la bajada del IVA cultural que quita un punto de amargura al sector. «Es una de las mejores noticias que podíamos tener porque con el mismo presupuesto vamos a tener mucho más margen». En esta nueva etapa, afirma, «hay que construir y reconstruir, que es lo más difícil. Cargarse lo que existe es muy fácil, recuperar lo que había, no».

El Tetare Arniches, donde tendrá su despacho, necesita que se le «dignifique». «Es un espacio con mucho encanto y es cierto que ha estado muy abandonado; ahora espero estar a la altura del proyecto».

Con estos nombramientos se completa el organigrama del nuevo Institut Valencià de Cultura. Los nuevos cargos fueron anunciados ayer por el conseller de Cultura, Vicent Marzà, junto al secretario autonómico de Cultura, Albert Girona; el director del IVC, Abel Guarinos, y los tres directores adjuntos del Institut. «Es una muestra decidida de la voluntad de realizar como es debido la cultura de la Generalitat, con personas que conozcan de cerca la realidad cultural tanto de las comarcas de Alicante como de las de Castellón».

La comisión para la elección de la unidad territorial de Alicante estuvo integrada además de por Albert Girona y Abel Guarinos, como representantes de la administración, por las gestora culturales de Guardamar y Xàbia, Marylene Albentosa y Pepa Roig, respectivamente, como representantes del sector cultural, y la productora audiovisual alcoyana Carolina Miralles y el actor y director escénico Tomàs Mestre, a propuesta de entidades y colectivos de la provincia de Alicante.