Con medio cuerpo en su actual lugar de residencia, la República Dominicana, y otro medio entre España y los países donde suenan sus temas, Juan Magán, rey del electrolatino, se ha convertido en vivo ejemplo del boom mundial de esta música, incluso en los sectores que se mostraban más reticentes.

«En España se están perdiendo los prejuicios que existían. Escuchar música latina estaba mal visto o, mejor dicho, estaba bien escuchar a Ricky Martin, pero a Daddy Yankee no; ahora no pasa, porque ambos hacen lo mismo», considera este dj barcelonés, conocido por su fusión de electrónica, música urbana y pop latino y canciones como Si no te quisiera.

Él mismo, que fue cabeza de cartel en 2016 de un festival organizado por la atrevida promotora Cultura Inquieta, ha experimentado en parte esa reivindicación o aceptación, aunque aún no se sienta precisamente profeta en su tierra.

«Hay gente que con una décima parte de mis números es una celebridad en España, y yo sigo siendo un chalado que hace música latina», comenta Juan Manuel Magán (El Masnou, Barcelona, 1978).

Lo cuenta en una entrevista celebrada ayer en Madrid, en medio de una nevada en principio poco propicia para hablar de flujos caribeños y para promocionar su nuevo sencillo, Rápido, brusco, violento.

Será hoy cuando se estrene el videoclip de esta producción en colaboración con Boni & Kelly en la que aborda «la realidad de muchas mujeres y su lucha interior ante la decisión de ser madres».

«Hago música de corte comercial, porque me gusta llegar a mucha gente, pero no significa que sea idiota o no esté pendiente de lo que sucede en la calle», argumenta, tras defender la libertad de elección con el cuerpo propio: «No somos nadie para juzgar qué puede hacer una persona con su vida», opina.

La asunción de un discurso habitual del debate feminista contrasta con los ataques contra otros numerosos músicos latinos por sus letras estereotipadas o directamente machistas, una guerra en la que el cantante no quiere entrar.

«La culpa no es de la música, sino de los Estados, que no ofrecen una buena educación, que es el fundamento de la civilización», se limita a señalar.