Aunque a veces cuesta diferenciarla de la publicidad que invade las calles, la fotografía vuelve a ocupar su espacio en la ciudad con las intervenciones urbanas de PhotoAlicante, el festival internacional de fotografía que encuentra en esta actividad el vehículo más directo de acercar la imagen al ciudadano. Sobre todo, al ciudadano que quizá no entre a ninguna de las 17 exposiciones que hay en marcha a lo largo de todo el mes de marzo y parte del mes de abril. Y, en el mejor de los casos, puede que descubrir la fotografía en la calle les anime a averiguar la que que se esconde dentro de estos 17 espacios expositivos.

En su cuarta edición, PhotoAlicante cuenta con siete intervenciones callejeras y, a diferencia de su primer año, ya no se distribuyen solo en el centro de la ciudad y se extienden por los barrios proponiendo al espectador que juegue a encontrarlas desde San Antón hasta la playa de San Juan.

Ahí, pegada a la arena en la avenida de Niza, se ha instalado por primera vez una de las mayores fotografías de Liudmila & Nelson, grupo de creación formado por una rusa y un berlinés afincados en La Habana, que muestran una fotografía de su serie Hotel Habana, en la que exploran la realidad cubana en un momento de incertidumbre y cambio en el futuro de la isla.

Una de las más ocultas es la colgada al fondo de la calle Maestro Gaztambide, tres imágenes de María Platero (Nada ocurre sin que haya una razón para ello) en las que reflexiona sobre la falta de sentido de las cosas y la necesidad que tenemos de medirlas para comprenderlas.

Cerca de ahí, a ambos lados de la escultura de Juan Carlos Nadal que hay bajo las escaleras del instituto Jorge Juan, la joven Laura Soler (La Vila, 1984) muestra dos de sus retratos psicológicos (Miralls-Miralls) que giran en torno a la familia y el paso del tiempo, una fotografía que ella confiesa que le sirve de catarsis.

La juventud de Abel Jaramillo (Badajoz, 1993) la refleja en la imagen montada en la calle Virgen del Socorro, (Sin título/La Fiesta) cuya alegre leyenda invita a «que la fiesta nos pille bailando», mientras que Realmente Bravo ha colgado del jardín vertical de Las Cigarreras una colorida imagen formada por un bodegón de esponjas de baño perfectamente descolocadas que lleva por título Losing followers since forever.

En la estación del TRAM de Luceros se resguarda Asegurada de Incendios, una imagen de Alberto de Pedro (Madrid, 1979), quien suele mostrar sus fotografías en el espacio público y convierte la arquitectura de la ciudad en el principal soporte para su obra.

Por último, y siguiendo el lema de este año de PhotoAlicante (Inside/Outside), la valenciana Rocío Villalonga muestra su trabajo de corte dadaísta en blanco y negro (Oui, Dadá c'est moi) en la Casa de la Festa de la Rambla, donde juega con los objetos y su funcionalidad, con resultado de estética surrealista.

Hasta aquí las intervenciones urbanas, pero este año PhotoAlicante ha ampliado con cuatro acciones más la exposición al público de fotografías desde cuatro establecimientos comerciales, tres de ellos en la calle San Francisco y uno en la calle San Fernando.

Estos han sido realizados por los alumnos del Máster de PhotoAlicante. Toni Kuraga y Manuel Velandia exponen en Divina Locura Art of madness, fotografías en gran formato que devuelven las joyas a un entorno natural; Enrique Martínez y Norma Clemente muestran en Mary Croket Kathréptis, una búsqueda de la belleza en lo oculto; Mar Blanes y María Dolores Esparza presentan en Bulthaup Quarta Connections, donde hablan de los vínculos que se establecen con personas, ideas u objetos, y Juan Sanz y María Petrova exhiben en el Hotel El Álamo In-Transit, una propuesta visual en la que plantean un viaje sobre las experiencias que acumulamos con el tiempo a lo largo de nuestras vidas.

Puede que hasta que no se cuelgue una fotografía gigante desde el hotel Gran Sol, La Cantera o la ladera del Castillo de Santa Bárbara muchos ciudadanos no noten a primera vista que el festival ha llegado, pero aquí está.