En el año y el día del 50 aniversario de la muerte de José Martínez Ruiz fue Espido Freire (Bilbao,1974) quien se alzó ayer con el Premio Azorín de Novela, dotado con 45.000 euros, con la obra Llamadme Alejandra. «Este libro comenzó con una obsesión. Primero iba a ser un ensayo, luego una biografía y finalmente es una novela». La escritora afirmó que «para mí es un honor que este premio sea el año del aniversario de Azorín, un escritor al que admiro y en una ciudad a la que me atan muchos vínculos emocionales», porque «se me ha tratado muy bien siempre y he sido feliz. Esta es una tierra de emprendedores, de luz y de futuro».

Freire, todavía la ganadora más joven del Premio Planeta por Melocotones helados que consiguió en 1999, explicó tras recibir el galardón en el ADDA, que la novela habla de la última zarina, Alejandra Romanov, «una mujer que lo tenía todo para ser feliz; era hermosa, rica, noble, que vivió una apasionada historia de amor con su marido, pero que no fue feliz porque siempre luchó contra la muerte, contra la enfermedad de su hijo, contra la sociedad».

La escritora, volcada en los últimos años en la faceta pedagógica con talleres y escuela de escritores, destacó que esta figura histórica «fue considerada extranjera y odiada por su pueblo; se empeñó en una lucha imposible... y ahora es una santa». La última zarina fue una mujer que intentó sobrevivir, «como el escritor intenta ahora sobrevivir a la crisis, al miedo, y yo he intentado vencerlo escribiendo, porque al fin y al cabo no encuentro manera mejor de contar historias que en un libro».

La figura de esta mujer se cruzó en la vida de la autora en la adolescencia, «cuando vi las fotografías de los últimos zares en blanco y negro, un poco nostálgicas y cursis, pero me fascinó el destino trágico, el misterio». Ahora, «se ha reivindicado su figura, se han encontrado sus tumbas y su leyenda continúa hechizando».

Por eso, «hace 15 años centré mi energía en esta mujer, que se casó por amor con el hombre más rico del mundo. Era alemana y se casó muy enamorada y a partir de ahí me preguntaba qué hacer con ella porque hay demasiados datos históricos, por eso pensé en un ensayo, pero deseché esa idea y lo escribí como novela porque su psicología era muy perturbadora para hacer una biografía».

La novela, asegura la escritora, «habla de una mujer que resultaba antipática, una mujer fría, distante, la consideraban muy arrogante, pero no era así, tenía una gran timidez y no le gustaba la riqueza. En unos aspectos era muy moderna y en otros era una provinciana, no tenía el perfil de una zarina»

El hecho de que haya elegido una figura femenina para la novela ganadora del Azorín, no es casual. «Yo siento más fascinación por el mundo femenino que por el mundo masculino en el plano literario; eso es algo obvio en mi trayectoria. Me siento más cómoda dando voz a los hechos oscuros que las mujeres no pudieron contar».

En el caso concreto de Alejandra Romanov «me interesaba por su complejidad, una mujer que era capaz de ser juzgada como una frívola y una derrochona por sus súbditos y sin embargo servía té con pan negro y mantequilla».

También le atrajo de ella que «era una mujer viajera y a mí las mujeres que viajan me fascinan; ella abandonó su Alemania natal para irse a una Rusia que no era como ella imaginaba. Era un personaje de tantos planos que quizá el único que le podría hacer sombra en ese aspecto es Rasputín».

El que fuera novela finalmente y no ensayo «depende de la voz narrativa, cuando el narrador deja de hablar en tercera persona del singular, y también porque mi interés por la novela es la de plasmar aquello que en mi vida me ha sido útil. La subjetividad la da el narrador en primera persona». Por eso, aseguró, «para mí fue un paso de madurez saltarme lo fácil que es el ensayo y pasar a una estructura mucho más compleja. Se fabula más cuando se tienen más datos y la investigación es maravillosa».

La flor del norte fue su última novela, publicada en 2011. Un vacío, no literario, pero sí novelístico, ya que sí ha sido prolífica con los ensayos. El último sobre Santa Teresa, Para vos nací, que vio la luz en 2015. «No siempre las novelas encajan en los tiempos de publicación estándar y por otro lado publicar una novela que no tuviera demasiado sentido no me aportaba nada».

Freire destacó sus comienzos en la narrativa «muy joven» y que la carrera literaria «es larga». «Si uno se empeña en ser escritor y se empeña en seguir formándose, la carrera es larga. A mí me interesa que mis novelas perduren en los años y hay una exigencia por mi parte y una especie de pudor de presentar a las editoriales cualquier cosa»

La autora de novelas como Sorla Morla, con la que se alzó con el Premio Ateneo de Sevilla, o Nos espera la noche, recordó que hace cuatro o cinco años «pasé una depresión», eso «quedó hace dos años y medio atrás pero me ha hecho más fuerte». No obstante, en ese tiempo «la verdad es que no he parado; durante estos últimos seis años he trabajado mucho en áreas muy diversas, en formación y pedagogía, he sido editora, traductora y he dedicado mucho tiempo a las redes sociales que me han dado mucho».

La directora de Editorial Planeta, Belén López, como miembro del jurado destacó que «la autora consigue arrebatarte el corazón y mantiene el pulso narrativo para que tengas que seguir leyendo y descubrir la corte de los Romanov y sobre todo el mundo íntimo de la zarina».

Para el escritor y también jurado de este galardón Juan Eslava Galán «los premios ilustran a los escritores, pero también a veces los escritores ilustran a los premios, y yo me he sentido muy orgulloso de que en esta fecha del 50 aniversario de la muerte de Azorín sea una escritora como Espido Freire quien gane este premio».

Además, afirmó, «con una novela que conmueve, también porque en mi condición de historiador sé lo difícil que ha tenido que ser abordar un personaje tan complejo como la zarina para hacer una novela, que ha resultado ser una obra de arte».

El presidente de la Diputación, César Sánchez, intervino para recordar que en 2018 la colaboración con Planeta cumplirá el cuarto de siglo y que este año se han preparado numerosas actividades en torno a Azorín «para llevar su estela a cada rincón, porque era una obligación que debíamos asumir como gobierno provincial». Además, lo definió como «un autor prolífico, renovador de ideas, amante de España, que se resiste a marcharse seguramente porque jamás se ha ido».