El artista Miquel Navarro crea ciudades desde los años 70. Ciudades ficticias, de aspecto futurista a las que hoy probablemente algunos añadirían el adjetivo de distópicas, como contrapunto a la ciudad ideal. Desde ayer, una de sus mayores urbes se exhibe en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante (MACA): Espacio de batalla, una instalación creada en el año 2001 y compuesta por 2.500 piezas de aluminio y cinc de pequeñas dimensiones. Esta es la primera vez que se contempla al completo en España tras su inauguración en 2002 en la galería Marlborough de Nueva York, que se expuso como homenaje a esa ciudad solo dos meses después de los atentados del 11-S.

Esta gran pieza, que ocupará la sala temporal hasta el 23 de abril, pertenece a la Colección de la Fundación Caja Mediterráneo, que el MACA custodia, y solo se había mostrado una pequeña parte en la Lonja del Pescado de Alicante en el año 2011.

El propio artista estuvo ayer y anteayer montando Espacio de batalla en el museo alicantino y se mostró «muy satisfecho» de desplegar su ciudad entera quince años después.

«En la galería de Nueva York estuvo muy mal montada y ahora la veo bien porque está completa y porque se encuentra en este espacio que es tan bonito y tiene una gran iluminación», señaló Navarro, que añadió «sin vergüenza» que el MACA es «una joya y por qué no decir que es el mejor museo de la Comunidad Valenciana».

La ciudad que invade el espacio rural es para Miquel Navarro (Mislata, 1945) un espacio mental, «esta ciudad no es una ciudad realista, no es Alicante, es una cosa mental mía donde se va mezclando lo histórico con lo industrial y lo agrícola», apuntó ayer, tras explicar que estas instalaciones son «una constante» en su trabajo. «Son montajes que se asemejan a ciudades, que no sirven para nada, salvo para jugar o reflexionar y manifestarse de forma poética o metafórica», agregó, al tiempo que describió su pieza como un urbanismo entre el orden y la desmesura, que es «hábitat y cementerio».

Espacio de batalla tiene quince metros de largo, siete de ancho y dos de altura, con piezas que simulan rascacielos y otras geométricas ordenadas en bloques que parecen pequeñas casas o lápidas en serie de un cementerio, vistas desde el cielo, en una metáfora de la civilización destruida.

Esta ciudad, que es la de mayores dimensiones de su obra junto con otra expuesta en el museo Guggenheim de Bilbao, y en ella no hay personas. «El personaje es el espectador y los elementos que hay alrededor», aclaró el artista, al que le gustaría que este espectador «tuviera libertad para mirar y reflexionar sobre lo que ve».

La instalación se completa con una serie de dibujos de piezas de ingeniería hidráulica, parte de la colección personal que Navarro donó al IVAM en 2005 y que, juntos, dan nombre a la exposición titulada Todo paisaje es ficción 2.

Toni Gómez, de la Fundación Caja Mediterráneo, apuntó que este es «el año» de la colección de arte contemporáneo de la fundación, ya que a esta muestra se añade la exposición con un centenar de piezas que desde el viernes ocupan al completo el Centre del Carme de València en Discursos premeditados con los últimos 40 años de arte español.

El concejal de Cultura, Daniel Simón, consideró «un placer y un honor» mostrar esta «pieza con tanta trascendencia» y destacó la capacidad del MACA de «cumplir la misión de que la colección no esté escondida en el almacén y la disfrute la ciudadanía».