Cuatro galardones de los Goya, un Óscar y el Premio Nacional de Cinematografía es la impresionante trayectoria de la actual presidenta de la Academia del Cine, Yvonne Blake, quien leyó su discurso junto al vicepresidente de la misma entidad, Mariano Barroso.

En este sentido, Blake se apartó del discurso más derrotista y destacó la «referencia internacional» en que se ha convertido el cine español con actores y técnicos muy cotizados al tiempo que felicitó al corto Timecode, que opta al Óscar en su inmediata edición.

Además, la presidenta de la Academia del Cine hizo hincapié en la progresión y evolución del cine español en todos estos años, y vaticinó un futuro «fantástico» ante los próximos estrenos de directores como Álex de la Iglesia o Isabel Coixet. «Somos optimistas, estamos avanzando». Y concluyó con un «¡viva el cine español!».

Mariano Barroso, vicepresidente de la institución, recordó la diversidad del cine, que es «nuestra fuerza, nuestra principal riqueza». Y resaltó la importancia de la rentabilidad económica de la taquilla, incidiendo además en la «otra» rentabilidad, que es la de la cultura y el conocimiento.

«Lo que ha recaudado en IVA el Estado es 105 millones de euros durante el 2016, y el presupuesto del cine español ha sido de 75 millones, es decir, el Estado ha recaudado 28 millones de euros más de lo que va a gastar en él (en cine español)», apuntó Barroso, quien reclamó igualmente un pacto de Estado en materia cinematográfica.

En honor de Blake, Dani Rovira salió sobre el escenario disfrazado de Superman, el mítico superhéroe, ya que la actual presidenta de la Academia trabajó en el diseño de vestuario de la conocida película.

De esta forma, Rovira también reivindicó el papel de las mujeres en el cine ante cifras que hablan por sí solas: hay muchos más candidatos que candidatas a nominaciones, como hay muchos más directores que directoras al frente de películas. «Hay que seguir reivindicando que las mujeres ocupen puestos en tomas decisiones», reclamó. «¿Y por qué digo todo esto?», se preguntó. «Pues porque me sale de los tacones».