Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona, casi le roba la fiesta y triunfo a Raúl Arévalo, aunque no fue del todo así. Bayona obtuvo un mayor número de Premios Goya (hasta nueve, incluidos mejor dirección, fotografía, montaje, música original, dirección artística, sonido, maquillaje y peluquería, producción y efectos especiales), aunque fue Tarde para la ira, la cinta de Raúl Arévalo, quien se llevó el más importante como mejor película (además de actor de reparto -para Manolo Solo-, dirección novel y guión original, con cuatro estatuillas en total).

«Quiero compartirlo con el resto de directores nominados y dar las gracias a todo mi equipo por ayudarme a hacer realidad mi sueño, a mi padre por enseñarme a amar el cine y a todos los directores con los que he trabajado», expresó Raúl Arévalo cuando recogió el galardón de dirección novel, y muy emocionado después, llorando desde su asiento, cuando le concedieron el galardón de mejor película. Por su parte, Juan Antonio Bayona, el otro gran vencedor, apuntó que «la cultura es necesaria, seríamos incapaces de expresar quienes somos y como sentirnos sin ella. Y tenemos que apoyarla todos», y agregó al mismo tiempo sentirse «orgulloso» de formar parte de la «familia del cine español». «Es un orgullo representarlo aquí y fuera», subrayó.

Otro de los grandes protagonistas de la noche fue Roberto Álamo (Goya como mejor actor protagonista por Que Dios nos perdone) y, sobre todo, Emma Suárez (doble ganadora en los Goya a mejor actriz protagonista y de reparto por Julieta).

No tuvieron suerte, en cambio, los candidatos alicantinos en cada una de sus categorías. Ni la benidormí Cristina Rodríguez lo consiguió en mejor vestuario (contra la favorita, que era Paola Torres por 1898. Los últimos de Filipinas); o el alicantino Luis Ivars, quien tampoco pudo imponerse a la gran favorita en mejor canción original, «Ay ay ay», de la cinta de Paco León, Kiki, el amor se hace.

Ana Belén recogió el Goya de Honor realizando un repaso a su trayectoria donde dedicó numerosos elogios a algunos de los directores y actores que le han acompañado en toda su carrera. Y también, en este sentido, criticó los pasos atrás que se han cometido en la profesión ante la «precariedad laboral» e, igualmente, las dificultades que siguen encontrando las mujeres en el séptimo arte. «Salud y trabajo para esta profesión que no se merece tanto desprecio de sus gobernantes», apuntó.

El de actor y actriz revelación fue para Anna Castillo (El Olivo) y Carlos Santos (El hombre de las mil caras). El Goya a película europea recayó en Elle (Francia) e iberoamericana para El ciudadano ilustre (Argentina). Otros premios fueron para: Frágil equilibrio, mejor película documental; Psiconautas, los niños olvidados, mejor película de animación; TimeCode, corto de ficción; Cabezas habladoras, en corto documental; y Decorado, en corto de animación.