Arrancó la gala con un amplio monólogo de Dani Rovira donde no faltaron los guiños humorísticos en su juego de palabras con las distintas películas nominadas y, sorpresa, sin apenas alusiones políticas. Pasividad total. «Vamos a dedicar el mismo tiempo que los políticos habéis dedicado en vuestros debates a la cultura. Ya está», lanzó con ironía Rovira en apenas unos segundos. Solo hubo una ocasión posterior donde se mencionó a la corrupción, y poco más.

Fue la primera gran diferencia en una gala que, además, se caracterizó por su sencillez, brevedad (algo más que la de la pasada edición) y donde se apostó muy especialmente por la música (banda sinfónica incluida sobre el escenario).

La gala, dirigida por el alicantino Juan Luis Iborra, fue conducida por tercera vez por Dani Rovira, quien destacó las cifras del cine español en el 2016 (más de 100 millones) con agradecimientos incluidos a los directores Fernando Trueba y Pedro Almodóvar: «Gracias a ellos, España es mucho más respetada en el mundo (del cine)», indicó Rovira, quien resaltó además la elección de Almodóvar como presidente del jurado del Festival de Cannes, siendo el primer español en ocupar este prestigioso cargo.

Tampoco se libró de sus ataques el reciente presidente norteamericano, Donald Trump, al que Rovira recordó que en España «cine se escribe con 'i' latina», en alusión a la retirada del español en la página web de la Casa Blanca. Al tiempo, Rovira también ejerció de autocrítica, y pidió clemencia a los usuarios de Twitter (el año pasado, debido a estas masivas y ácidas críticas, el actor eliminó su perfil muy molesto).