Los pioneros del neofolk acústico y de las barbas XXL en el pop/rock patrio vuelven a Alicante esta noche dentro de la exitosa gira de Secret Fires, el aclamado tercer disco que ha confirmado a Arizona Baby como uno de los grupos más interesantes de la última década. Hablamos con Javier Vielba, alma mater del trío vallisoletano, un apasionado de la música rock y de todas sus derivadas, y un inagotable conversador. Su música es austera pero en persona es un torrente de ideas. Resumimos una charla de cuarenta minutos e inveitablemente nos dejamos fuera más de la mitad.

¿Cómo encaráis los directos respecto a los discos?

Arizona Baby es un grupo que en directo gana mucho. Cuando un grupo es mejor en directo que en disco, para mí es buena señal. Al revés dices: uff malo, aquí hay truco, se ve demasiado la mano del productor o del ingeniero, o incluso han hecho trampa y han tenido otros músicos en el estudio. Por eso en los discos trabajaremos para hacer cosas más cercanas a los directos. Nuestra misión a corto plazo es seguir mejorando en la grabaciones plasmando lo que hacemos en vivo, y en vivo seguir volando, creciendo... somos gente muy meticulosa. Nos inspira mucho esa filosofía del flamenco o la rumba o las músicas populares tan básicas, gente que se junta con dos guitarras y cuatro voces y montan un sarao tremendo. Eso lo aplicamos al rock acústico, como los gitanitos después de comer montando el fiestón, pero con un lenguaje que es más rock, blues, country, psicodelia, rock & roll... una actitud muy punk también, todo eso se suma y conforma el sonido y la personalidad de Arizona Baby. Para meter tanta caña con elementos tan sencillos hay que tocar mucho, no tenemos pedaleras, efectos, amplis... lo tienes que sacar de tus manos y tu mente, tocamos con todo el cuerpo y eso exige mucho de nuestra parte, pero es muy satisfactorio porque creo que hemos creado un lenguaje propio, incluso hemos ido creando escuela. Somos ajenos a modas y tendencias pero a la vez estamos sintonizados con el mundo.

Hay unanimidad de crítica y público respecto a la alta calidad de Secret Fires.

Bueno, al principio había cierta incredulidad y escepticismo en algunos sectores por no llevar bajo ni meter distorsiones... no nos ponemos límites pero sí nos gusta acotar nuestro terreno para definir más nuestra personalidad. Siempre hemos sido muy indies para los más rockeros y muy rockeros para los más indies, muy poperos para los heavys... siempre en tierra de nadie pero en todas partes y eso ha jugado a nuestro favor, la perseverancia al final da sus frutos. Noto respeto por parte del público, la crítica y otros músicos. No buscamos golpes de efecto ni flechazos, la amistad sí y que luego surja el amor.

Es un reto superar Secret Fires, ¿en el próximo recuperaréis cierta pegada eléctrica?

Ya tuvimos un momento así tras Second to None. Es un discazo y fue el que nos dio a conocer a un público mayoritario. Y, claro, había presión con el siguiente pues esos sectores un poco escépticos ante nuestra propuesta estaban con el hacha en alto esperando y a otros sectores que les gustábamos pues no queríamos decepcionarles. E hicimos un ep de transición The Truth que nos quitó algo de presión y fuimos hacía Secret Fires, un terreno más elaborado, con más sensibilidad armónica, más pop en el sentido clásico, y sí que es cierto que es un disco del que estamos muy orgullosos, es un gran disco, siento pecar de inmodestia. Lo hemos recrudecido en directo. Bueno pues sí, me alegro que después de tanto tiempo siga habiendo esa presión y esa expectativa. Eso es bueno. En el próximo disco vamos a apostar más por una forma de composición más coral y estamos impacientes de ver cómo suena eso.

¿Tiene fecha?

Todavía no, iremos grabando a lo largo del año en sesiones cortas de pocos días en vez de hacer el disco de un tirón en un mes en un estudio. La idea es ir a distintos estudios en España e Inglaterra, puede incluso que en Estados Unidos. Iremos grabando por fases y cuando tengamos dos o tres canciones recién sacadas del horno nos vamos al estudio. Es por buscar un poco más allá. Tengo un sobresaliente, pues a ver si saco matrícula de honor. Para nosotros la excelencia siempre está lejos, queremos ir más lejos, aprender más y darle una vueltita de tuerca. Creo que el próximo va a ser más cañero, con más primitivismo, más raíces, más polvo.

El repertorio de esta noche se basa en el último disco o hay un repaso a todos? ¿Tocaréis versiones y standars?

Hay un picoteo de todos lo discos pero basamos los conciertos en Secret Fires. Nos gusta mucho improvisar, a veces pasajes instrumentales, nunca sabemos qué va a pasar. Eso nos mantiene alerta y es estimulante para nosotros y el público. Pero en unos tiempos de tanta banda tributo y retromanía cada vez tendemos a hacer menos versiones, pero sí guiños a nuestro imaginario y acervo cultural. Pero nunca falla nuestra versión del 16 toneladas basada en la versión en castellano de José Guardiola.

¿Cómo ves la América actual, la de Trump presidente y con un Dylan premio Nobel de Literatura?

Bob Dylan muy bien lo del Nobel. Lo de Trump asusta un poco. Pero en épocas oscuras o que dan miedo, el arte suele salvarnos, ahí tienes la segunda mitad de los sesenta en Estados Unidos, tiempos turbulentos pero con una música alucinante. El arte dio lo mejor de sí ante un mundo que estaba muy revuelto. Lo mismo pasó en los 80 con Reagan. Fue la época de las senadoras contra las letras explícitas de las canciones y las pegatinas de Parental Advisory en los discos, pero les salió rana porque los chavales veían la etiqueta y lo compraban, al final le hicieron una gran promoción al rock. Teniendo en cuenta que mi música favorita se ha hecho en épocas turbulentas y a priori poco favorables para las artes y la libertad de expresión pues ahora puede ser un buen momento para que el arte tome las riendas de la humanidad ante las amenazas deshumanizadoras tanto de la tecnología como de políticos megalómanos o sin escrúpulos o poco empáticos con otros seres humanos.