Un enclave histórico cuya historia va de la mano de los grandes acontecimientos de la ciudad. El Passeig de Les Eres de Santa Llúcia es ahora una de las replacetas más emblemáticas y concurridas del casco antiguo de Elche, pero en sus inicios formaba parte del extrarradio de la localidad ilicitana. Cuentan los archivos y los expertos que esta explanada se construyó fuera de las murallas del municipio, fuera de la Vila Murada. Ese emplazamiento, tal y como recuerda el historiador y archivero del Museo de la Virgen, Joan Castaño, era un terreno dedicado a trillar el trigo y otros cereales. Pero, en esas «afueras» de la época, se levantaba uno de los inmuebles más históricos de Elche, el convento de Santa Lucía, situado en los antiguos baños árabes desde 1270, lo que le otorgó una simbólica relevancia a la plaza con el paso del tiempo.Otro de los hitos que marcaron el lugar fue la construcción de la primera fuente de agua dulce de la ciudad a finales del siglo XVIII. «La gente podía ir allí a abastecerse con sus cántaros, porque hasta entonces solo se podía acceder a los aljibes y en época de sequía no siempre traían agua», señala Castaño. A partir del siglo XIX, esta plaza dio entrada a los principales acontecimientos de la ciudad y a la clase burguesa. Integrada como un punto de referencia y de paseo para una parte de la sociedad ilicitana, el histórico enclave se convirtió en la plaza principal de Elche. «Durante los siglos ha adquirido varios nombres y llegó a acoger celebraciones tan tradicionales y autóctonas de la ciudad como la Trencà del Guiò», señala el historiador Joan Castaño.

Uno de los cambios de imagen más relevantes llegó a principios de siglo XX, cuando el alcalde Bru Piqueres mandó tirar la plaza abajo por su estado de deterioro para construir un paseo elevado, similar al que hoy conocemos. La destrucción de los edificios religiosos de 1936 también contribuyó a empeorar el estado de este punto neurálgico presidido por el antiguo convento de las hermanas Clarisas.

En mayo de 1916, tal y como recoge la Cátedra Pere Ibarra de la UMH, el Ayuntamiento de Elche nombró al ministro y diputado Franco Rodríguez hijo adoptivo y acordó dar su nombre a la parte norte de la plaza de la Merced. Casi siete décadas más tarde, el pleno del Consistorio ilicitano, celebrado el 29 de mayo de 1984, decidió que el paseo de Francos Rodríguez pasara a llamarse Passeig de les Eres de Santa Llúcia.

«La de les Eres debió ser una de las plazas que sirvieron de paseo salón para los ilicitanos de antaño. Cerrada a levante por la extensa fachada del convento y al norte por la llamada casa Gómez, se apartaba del tráfico permitiendo un paso angosto para enlazar con el Paseo de la Estación. Era como un área cercada dedicada al reposo cual remanso para el descanso», anota el arquitecto Tomás Martínez Boix en una de sus reflexiones sobre la plaza. Con estos antecedentes históricos, este espacio acabó teniendo un papel crucial para el transporte ilicitano.

Desde los años sesenta fue el escenario de la estación de autobuses. Era como un portal, según los historiadores, el lugar de entrada a Elche, donde los visitantes se llevaban sus primeras impresiones del municipio.

En los ochenta, Les Eres de Santa Llúcia comenzó a tomar los aires que hoy conocemos. Una nueva remodelación elevó aún más la plaza, se conservó su arbolado, pero arquitectónicamente ha sido objeto de reflexiones en más de una ocasión. Con el auge de la hostelería en el centro, ahora esta área urbana, conocida popularmente por la juventud como la «Plaza Blanca», es un lugar repleto de vida cada fin de semana con las terrazas como las grandes protagonistas.