Cervantes marcó significativamente la literatura y el periodismo de Azorín. De hecho, a un lado los innumerables artículos en los que Martínez Ruiz cita, reflexiona o ahonda en la obra del autor de El Quijote en las hojas volanderas, cabe destacar los libros que el escritor monovero dedicó íntegramente a Cervantes: El Licenciado Vidriera (1915), la pieza teatral Cervantes o la casa encantada (1931) o Con permiso de los cervantistas (1948). Eso sin contar, por supuesto, las recopilaciones azorinianas elaboradas por estudiosos de su obra como Ángel Cruz Rueda en obras como Con Cervantes (1947) o El buen Sancho (1954). Y cabe destacar, además, el libro La ruta de Don Quijote (1905), con el que Azorín sigue los pasos del eterno personaje de Cervantes por la Mancha en un encargo de José Ortega Munilla para El Imparcial.

José Martínez Ruiz es pues un guía perfecto para adentrarnos en el legado universal de Cervantes en la exposición El Quijote. Un clásico contemporáneo que, compuesta por más de 500 piezas, abre hoy en Monóvar los actos del Año Azorín que conmemoran el medio siglo de la muerte del autor de La voluntad. Una muestra que se enriquece con ejemplares quijotescos del siglo XVII, XVIII, XIX y XX, abordando además los más diversos temas como ediciones críticas, el papel de la mujer en El Quijote, la sociedad, la educación y el coleccionismo (incluidas primeras ediciones o traducciones de El Quijote que proceden directamente del fondo bibliográfico de la Casa Museo Azorín de Monóvar, que es donde se puede ver la exposición).

De hecho, por primera vez se reúnen las mejores ediciones que conserva de El Quijote el Centro de Legados de la Fundación Caja Mediterráneo (Casa Museo Azorín; Biblioteca Gabriel Miró; Legados Óscar Esplá, Julio Guillén Tato y José Capilla Beltrán; Biblioteca San Isidoro en Cartagena) en un viaje literario con objetos de colecciones de Luis Galera, Ana Luisa Baquero y Miguel Valor.

«Nuestra Casa Museo Azorín de Monóvar se abre a un diálogo entre Cervantes y Azorín que se articula a partir de las 509 piezas que componen esta singular muestra. Si bien esta es la primera actividad con la que arranca el Año Azorín, desde la Fundación Caja Mediterráneo vamos a realizar un importante número de iniciativas, bien en solitario o bien en colaboración, que pongan en valor la figura y la calidad literaria y periodística de José Martínez Ruiz. Porque como custodios del Legado de Azorín, estamos comprometidos con la difusión de su obra, y por eso esta exposición tiene un importante componente pedagógico», señala Luis Boyer, presidente de la Fundación Caja Mediterráneo.

El Quijote. Un clásico contemporáneo también se nutre de fondos de arte (Retrato de Azorín de 1900 de Adelardo Parrilla), carteles de cine (versiones de El Quijote de Manuel Gutiérrez Aragón) o la ilustración (con ediciones de José Segrelles, Mingote, Antonio Saura o Dalí, entre otros).

«El Quijote es una obra ultrasensible; hay en el libro, al parecer, pasajes inexpresivos, no reparables, no reparados, en que el autor se confiesa. Se nos expone en la novela una contraposición de fuerzas primordiales: fuerzas femeninas, fuerzas masculinas y predomina lo femenino sobre lo masculino. Diez o doce mujeres pinta Cervantes en el libro; son las que forman la atmósfera espiritual de la novela; no pueden competir con ellas los hombres que Cervantes, con más o menos vigor, retrata», apunta Azorín en un artículo de prensa del 18 de mayo de 1947 y que puede leerse en esta exposición que también da voz a intelectuales como Goytisolo, Pío Baroja, Gabriel Miró o Benavente.

Incluso, en las vitrinas, se puede disfrutar de las partituras originales Don Quijote velando las armas, del alicantino Óscar Esplá. Compuesta por encargo de Manuel de Falla para la Orquesta Bética de Cámara, la pieza está dedicada a José Ortega y Gasset y fue estrenada, en 1924, bajo la dirección de Ernesto Halffter. .

«El Quijote ni fue estimado ni comprendido por los contemporáneos de Cervantes. Alguna vez, para poner de relieve este hecho en forma pintoresca y paradójica, hemos escrito la siguiente frase: el Quijote no lo ha escrito Cervantes; lo ha escrito la posterioridad. Queríamos significar con esto que, no comprendido por los hombres del siglo XVII el Quijote, sólo a lo largo de las generaciones ha ido adquiriendo su verdadero y profundo valor el libro de Cervantes, formándose de ese modo, haciéndose, escribiéndose», señaló Azorín el 22 de mayo del año 1922 en justo recuerdo de este autor universal.