Ver una Norma o un Rigoletto con las mejores producciones del mundo y desde los mejores escenarios operísticos está al alcance de cualquier alicantino por unos 15 euros. Eso sí, en el cine.

La retransmisión de óperas en directo en salas cinematográficas es una práctica cada vez más habitual, que cuenta con un público asiduo y en auge. Espectadores, aficionados o entendidos, que acuden al cine para ver sus óperas preferidas en pantalla grande, a buen precio y en proyecciones de alta calidad que casi sustituyen la actuación en vivo.

Los Yelmo Cines, tanto en Alicante como en Petrer, son los más veteranos y ofrecen esta actividad al público desde hace una década, a la que hace dos años se sumó Kinépolis y a partir del 31 de enero lo hará Panoramis con Il Trovatore.

Los Yelmo Cines de Alicante retransmiten una decena de óperas en directo desde el Metropolitan (MET) de Nueva York que atraen a una media de 2.500 espectadores por temporada y que con los títulos más conocidos pueden ocupar 500 butacas por sesión. Los precios oscilan entre 14 y 21 euros.

Los Kinépolis, en solo dos años, también arrastran a una media de 200 espectadores y sus obras llegan en directo vía satélite desde la Royal Opera House de Londres o La Scala de Milán, entre otros escenarios. Aquí se brindan nueve óperas en directo y seis grabadas al año, y la entrada es de 14 euros y de 11 con abono.

Ambos espacios han ampliado el abanico a ballets, teatro de producciones británicas o francesas o documentales de arte o de música y el público va en aumento.

«Ponemos la cortina de terciopelo y algunos años se ha ofrecido una degustación de vinos en los descansos de las óperas para dar un trato especial», explica Laura López, gerente de los Yelmo en Alicante, que añade que el público es más especializado y la edad más elevada pero también acuden estudiantes de música o ballet.

«La experiencia es bastante impactante porque el espectador lo puede ver todo como si estuviera en primera fila con los planos que ofrece la retransmisión, que se acerca y repara en detalles y gestualidad que de otro modo no se apreciarían, y con el sonido de un cine», apunta López.

Javier Caparrós, gerente de Kinépolis, añade que «normalmente es público que viene cada mes de abono, un público fijo, pero cada vez hay más interés entre la gente joven», tras apuntar que la oferta de ópera en Alicante es limitada -solo en el Teatro Principal- «y las producciones que se ofrecen en cine son las mejores de Europa, que aquí no llegan».

José Martín, aficionado alicantino de 59 años, acude a estas citas en el cine desde hace cinco años y cree que «es una forma muy interesante de acercar la ópera a la gente porque verla en vivo sigue siendo muy cara. El amante incondicional dirá que como en vivo nada, pero a mí me satisface muchísimo y veo obras que de otro modo no podría permitirme».

Él, que reconoce haber «levitado» con Turandot en la arena de Verona, asegura haber disfrutado también de retransmisiones «igual de emocionantes» en las que «aprecias más los detalles, y hasta ves a las sopranos tragar saliva con esos primeros planos magníficos, y el sonido es excepcional».

Martín apunta que aunque a la ópera hoy acude gente de todas clases sociales, incluso en estas retransmisiones «se ve a veces a señoras arregladas con sus abrigos de pieles, algo muy curioso».