El periodista y guionista de Xàbia Josep Vicent Miralles leyó las historias del caballero Tirant lo Blanch, como otros muchos niños, en una edición infantil durante el colegio y le pareció «un horror». Años después, ya universitario, se sumergió en la obra completa y olvidó esas adaptaciones «centradas en el vodevil de Constantinopla, que no justificaban el prestigio de una historia que elogió el propio Cervantes o Vargas Llosa».

Más de cinco siglos después de que Joanot Martorell escribiera la gran novela de las letras valencianas en 1490, Miralles acerca al público las aventuras de este caballero bretón en una versión resumida editada por Drassana, en castellano y en valenciano, ilustrada por la artista Paula Bonet y supervisada por el historiador Vicent Baydal.

Como asegura el autor de la versión, este clásico es «totalmente moderno», ya que en el Tirant lo Blanch se conjugan las aventuras con los amores caballerescos y las intrigas palaciegas, al más puro estilo de cualquier serie de hoy que combine las luchas de poder de Juego de Tronos o el erotismo de Cincuenta sombras de Grey.

«Ahí está la modernidad de la novela. Es que está muy bien. Cuando nos hablan de los clásicos nos asustamos, nos parece un examen, pero un clásico lo es porque no ha perdido interés después de los siglos», explica Miralles, que destaca que la novela contiene hoy ingredientes suficientemente atractivos «como el juego de poder, la sensualidad, la violencia o el pecado y la redención» para que se considere «uno de los mejores libros de la historia de la literatura».

Reducir las casi mil páginas originales de Tirant lo Blanch a poco más de cien ha sido el mayor reto de Miralles, aunque indica que a ello ha ayudado su oficio de guionista. «Había que reducir la historia a estructura, ver qué se conservaba y reproducirla a escala pequeña. Lo bueno es que la estructura del Tirant es perfecta, era material noble; lo más complejo era generar ese conjunto pequeño, decidir qué entraba y qué salía porque todo molaba», apunta el autor de la versión, que ha intentado «ser respetuoso y libre» con la obra. «El Tirant es patrimonio de todos y era un riesgo hacerlo porque si sale mal te van a correr a gorrazos», pero «afortunadamente, la acogida ha sido buenísima».

El principal valor del libro es, a su juicio, que el caballero «deja de ser un arquetipo para ser una persona, que sufre, duda, se enamora», y añade que esto lo ha trasladado al libro de forma «brutal» la pintora de Vila-Real Paula Bonet.

«La portada es en sí una tesis de Tirant lo Blanch porque condensa perfectamente el personaje: desdibujado, con sangre, caballero y persona. Paula es una artista excelente, muy inteligente y capaz de penetrar en la historia y llevarla a su terreno», dice Miralles.

Bonet, a su vez, considera que la adaptación del de Xàbia es «maravillosa» y renuncia a quedarse con un solo personaje de los ilustrados, «me quedo con la humanidad que todos desprenden».

El encargo de Drassana le sorprendió, «debido a la urgencia me era muy complicado hacerlo, pero ha sido un reto que no habría aceptado si no se hubiera tratado del Tirant, y tuve la suerte de estar bien asesorada por el historiador Baydal», explica la autora de La sed, 813 o Qué hacer cuando en la pantalla aparece The End, que reconoce que aunque «dibujar me da mucho placer, la literatura es el arte que no suele decepcionarme». Las mejillas rojas tan características de Bonet en sus dibujos también se asoman en el Tirant, un libro que define como «una maravilla» y que considera «imprescindible reivindicar» por tratarse de «la novela más importante del siglo XV».

Tras su presentación en Valencia, el libro se presentará en los próximos meses en Xàbia, Dénia y Alicante.