El actor británico Jeremy Irons, que en su última película da vida a un caballero templario que busca crear un mundo perfecto, defiende que las personas vivan como sujetos de libre albedrío y no controladas por un poder mayor. «Creo que debemos aferrarnos a la libertad y a esos instintos agresivos que nos impulsan a cambiar el mundo y tratar de mejorarlo», asegura el actor en una entrevista con motivo del estreno mundial de Assassin's Creed, la adaptación al cine del famoso videojuego de Ubisoft.

La película explora la guerra que durante siglos se libró entre la orden de los templarios, que querían instaurar la paz mediante la opresión y el control de la voluntad de las personas, y el credo de los asesinos, una sociedad secreta que luchó en defensa del libre pensamiento y el progreso de nuevas ideas. «Si tuviera que escoger (entre ambas ideologías), estaría del lado de los asesinos», afirma Irons. «No me gustaría convertirme en un zombi», agrega a modo de metáfora, en referencia a aquellos que no siguen su voluntad individual.

El ganador de un Óscar por El misterio Von Bulow (1990), que interpreta en este filme a Alan Rikki -líder de la orden de los templarios-, explica que lo más desafiante para él fue descubrir cómo encajaba su personaje en esa historia «tan compleja» y moralmente ambigua que se desarrolla en la época de la Inquisición Española. «El guion fue difícil de llevar a cabo porque cambiaba constantemente y sobre la marcha (...) Pero me gustó hacer el papel de Rikki, fue interesante y acertado para mí», declara el actor.

Irons, de 68 años, confesó además que le «encanta» Sevilla, ciudad en la que grabó anteriormente El Reino de los cielos de Ridley Scott y que sirve como escenario para esta película -aunque se rodó en distintas localizaciones de España, Malta y Reino Unido-. «Sevilla tiene el mejor flamenco que he visto nunca», agrega.

Irons definió la película, que se estrena hoy en Estados Unidos y el viernes en España, como una historia de aventuras que invita a «cuestionarse muchas cosas acerca de la vida moderna», y se mostró convencido de que «atrapará»al público de todas las edades.

Una de las tramas centrales de Assassin's Creed consiste en la posibilidad de viajar al pasado a través de una máquina que decodifica la memoria genética de las personas y permite revivir acontecimientos de la vida de sus ancestros. «Nuestros patrones de ADN son similares a los de nuestros antepasados, por lo que nuestro comportamiento, de alguna forma, también lo es», explica Irons, quien cree que esa avanzada tecnología podría llegar a hacerse realidad en el futuro.

El actor destaca también el reparto de primer nivel con el que cuenta el filme, en el que figuran Michael Fassbender, Marion Cotillard, Michael K. Williams y Ariane Labed. «Cuando trabajas con buenos actores, siempre es todo más fácil», añadió el británico al respecto.

También aparecen caras conocidas del cine español, como Carlos Bardem (Alacrán enamorado) y Javier Gutiérrez, ganador del Goya 2015 al Mejor Actor por La Isla Mínima, que interpretan papeles secundarios. Uno de los productores de Assassin's Creed, el actor alemán Michael Fassbender, que protagoniza la ficción interpretando a un «asesino» que revive las aventuras de su ancestro español, contó a Efe en una entrevista telefónica que se sintió «muy atraído» por la idea de situar la historia en la España del siglo XV. «Historia fue una de mis asignaturas favoritas en el colegio, por eso la idea de combinar fantasía y figuras históricas reales llamó mucho mi atención desde el principio», contó Fassbender, de 39 años, que aparece en algunos diálogos del filme hablando español. El intérprete señaló que, pese a ser una película fundamentalmente de acción, propone una reflexión sobre «la violencia, el curso del orden mundial y el anarquismo». Fassbender aseguró haber trabajado a conciencia para esta película, que requería una «buena preparación física» para replicar elementos clave del videojuego.