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Cristina de Middel, imágenes a golpe de rancheras

La alicantina plantea una reflexión sobre el umbral de la violencia en la fotografía en su nuevo libro, Cucurrucucú, presentado en Paris Photo

A Cristina de Middel le gustan las rancheras porque, dice, le hacen reflexionar. Y eso ha hecho con sus letras desgarradas la fotógrafa alicantina afincada en México con su nuevo fotolibro, Cucurrucucú, en el que combina los mensajes de estas canciones populares mexicanas con duras imágenes del archivo fotográfico de la revista Alerta, que ella ha ilustrado con la idea de explorar los lenguajes de la violencia y el papel de la fotografía en ese campo.

El libro, editado por RM y presentado el pasado mes en Paris Photo, cuenta con 200 fotografías traducidas a dibujo y textos del comisario de arte mexicano Cuauhtemoc Medina, y el 20 de diciembre se presenta en la librería Múltiplos de Barcelona.

«El proyecto viene a ser una reflexión sobre el umbral de la violencia que estamos dispuestos a aceptar a través de la fotografía y en general sobre el lenguaje de la violencia en sus distintas formas», apunta Cristina de Middel -cuya ranchera favorita es El farsante, cantada por Rocío Durcal- quien se pregunta «cómo alguien tuvo la poca vergüenza de escribir eso, cómo otra persona se atrevió a cantarlo y cómo el público puede vibrar con esas historias tan increíbles como improbables sobre amor y deseo. Es como una aberración y al mismo tiempo es irresistible. El proyecto en sí es bastanbte perverso, lo confieso».

La fotógrafa, cuya obra se mueve entre la realidad y la ficción, lo documental y lo conceptual, y que barniza frecuentemente con sentido del humor, ha utilizado esta vez el humor negro en sus viñetas como si fueran tiras cómicas, «pero en realidad lo que he hecho es poner en una misma página dos realidades que conviven y que para mí describen muy bien el día a día mexicano. Tú puedes estar parado en un semáforo, escuchando la ranchera que suena en cualquiera de los puestos callejeros y venir un señor a venderte el periódico Metro con un descuartizado en la portada. Es una asociación que la realidad mexicana ya hace cada día, yo solo le doy una forma gráfica y lo meto todo en un libro».

La violencia explícita, no soterrada, que se vive en México, junto a la violencia escondida detrás de códigos asumidos, hace que este proyecto tenga más sentido «allí que en cualquier otro sitio».

«Es un país en el que convive la muerte, el deseo, la traición, la lealtad, el amor, la violencia... todo llevado de la mano de la pasión, que es lo que mueve México. Para bien y para mal», explica la fotógrafa.

Cristina de Middel, que estudió Bellas Artes y su especialidad era el dibujo, no es la primera vez que emplea esta técnica en sus libros de fotografía. De hecho, en el fotolibro con el que se descubrió al mundo, The Afronauts, ya incluía dibujos preparatorios, pero en este proyecto se ha despachado a gusto: «Sí, me lo pedía le cuerpo. Dibujar me relaja mucho», confiesa.

«Yo empecé a haciendo fotos para poder dibujarlas luego. Fue así como descubrí la fotografía y siempre se había quedado como algo pendiente», explica la alicantina, que considera «muy interesante el proceso de capturar la realidad con la cámara y luego quitarle toda la carga documental sin sacrificar nada del mensaje. Me interesa mucho jugar con lenguajes distintos que vienen a decir lo mismo».

Exfotógrafa de este diario, De Middel tiene siempre en danza numerosos proyectos fotográficos y en ellos aborda temas como la prostitución masculina, las religiones o los fantasmas africanos; ha recreado intentos fallidos de expediciones a la Luna o a una isla de Groenlandia y reinterpretado el Libro Rojo de Mao. Algunos de sus libros, The Afronauts o Party, han recibido un reconocimiento internacional unánime.

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