Un tsunami gigante coloreado de rojo sangre se come el corazón de Alicante en una denuncia que, más allá del impacto de la imagen, radiografía una sociedad en crisis, una decadencia absoluta de valores. Así lo asegura el artista alicantino Isaac Montoya, quien con su obra, Tsunami rojo, ha sido galardonado recientemente en el certamen convocado por la Diputación de Córdoba.

La creación, que parte del 2011 en una línea más amplia de trabajo, resume además cómo el precipicio moral de una sociedad puede ser tan devastador como el de un tsunami contra una ciudad. A lo que hay que sumar, por otro lado, el poder destructivo de una crisis económica y la pérdida de valores, políticos y humanos, que inspiraron al artista alicantino.

«Mi trabajo siempre ha estado muy relacionado con la realidad, como en este caso. Y aquí, por ejemplo, atiendo a cuanto ha desencadenado la crisis en un momento que, además, coincidió con el tsunami de Japón», explica Montoya, respecto a esta reflexión que, con formato de videoarte, tiene sus propias claves: «Quería hacer vídeo porque el resultado final es mucho más directo con el espectador, más cercano. Es un lenguaje que se reconoce muy fácilmente, es inminente con los mensajes, y le da la intensidad que necesita».

Tsunami rojo involucra a las tres ciudades referentes en la trayectoria artística y vital de Montoya: Alicante, Burgos y Madrid. De ahí que, en las primeras superposiciones de imágenes, sean plenamente reconocibles elementos arquitectónicos conocidos por todos como el Puerto, la Explanada o el castillo de Santa Bárbara. «En las tres ciudades he vivido mucho tiempo, y son como es normal las que aparecen aquí», afirma respecto a un proyecto que le ha llevado más de dos años de elaboración.

Isaac Montoya, presidente además de la Asociación de Artistas Contemporáneos de Alicante, se mostró también muy crítico en este sentido ya que, desde la crisis económica, el sector del arte apenas ha despuntado y remontado. «Los artistas nunca vamos a dejar de trabajar, porque es nuestra necesidad, la necesidad de expresarse, de comunicar... aunque todo es muy difícil sin una ayuda institucional, por lo que no creo que haya un resurgimiento», señala al tiempo que agrega: «En Alicante hay ilusión, pero cambios no los hay. Y a nivel de conselleria de Cultura con la Generalitat, tampoco está integrada Alicante, por lo que no estamos ahí y no se ha hecho absolutamente nada».

Sea como fuere, Montoya sigue su curso con nuevas creaciones, como lo próximo que prepara con la galería Aural para Arco 2017.