La bailarina y coreógrafa alcoyana Sol Picó se alzó ayer con el Premio Nacional de Danza, en la modalidad de creación y coreografía, que concede anualmente el Ministerio de Cultura, dotado con 30.00 euros. Picó (Alcoy, 1967) suma el cuarto premio nacional para la provincia en lo que va de año, junto al de Literatura Dramática, para Lola Blasco, y los de Ilustración y Cómic, para Javier Sáez y Pablo Auladell, respectivamente.

«Me hace mucha ilusión porque me he levantado un poco deprimida, sin ganas de nada y me ha dado un subidón. Llega en un momento importante, porque un premio da ganas de seguir y fuerza y estos son momentos duros porque a veces te dan ganas de tirar la toalla mirando cómo está la danza en este país», señaló la galardonada.

A la danza en España, explica, le falta «mucha sensibilización por parte de la administración y que no destruya las estructuras creadas con pies y cabeza cuando viene el siguiente porque nos estamos muriendo a cada paso».

A su juicio, el modelo de gestión «se burocratiza cada vez más» y el circuito está «cada vez más desangelado», un panorama que contrasta con la realidad de que «hay público para la danza».

El jurado eligió por mayoría a la alcoyana por «su talento creativo y fuerte personalidad artística, unidos a la audacia de sus propuestas escénicas», su «profundo conocimiento de los estilos de la danza, para construir su propio lenguaje» y su «continuo compromiso con la creación contemporánea».

Sol Picó Compañía de Danza en 1993, es conocedora de la danza clásica, española y contemporánea, tres disciplinas que se pueden sentir en su trabajo coreográfico, aunque enmarcado en la expresión más contemporánea de la danza, según el jurado.

Razona la vaca (1995), Bésame el cáctus (2001), El llac de les mosques (2009), Petra, la mujer araña y el putón de la abeja Maya (2011) o We women (2015) son algunos ejemplos y montajes de la creadora, que ha recibido varios premios Max por sus trabajos. Entre ellos, el Max de las Artes Escénicas al Mejor Espectáculo de Danza, a Mejor Coreografía y a Mejor Intérprete de Danza Femenina por Bésame el Cáctus en 2002 y 2003; por el mejor espectáculo y la mejor coreografía por La dona manca en 2004 al mejor espectáculo por Sirena a la plancha; a la mejor coreografía por Paella Mixta en 2005 y a la mejor coreografía por El Llac de les mosques en 2009, así como el Premio Nacional de Danza de la Generalitat de Catalunya en 2004,además del Importe de INFORMACIÓN.

Por otro lado, el madrileño Joaquín de Luz ganó el Nacional de Danza en la modalidad de Interpretación, tambén dotado con 30.000 euros. El jurado concedió su premio, por mayoría, a De Luz (Madrid, 1976) por su trayectoria «de técnica de brillantez depurada y gran carisma interpretativo» y destacó su reciente interpretación del Basilio de Don Quijote con la Compañía Nacional de Danza (CND), así como su labor como «embajador de la danza» española.

Aunque este premio ha cogido a De Luz, que reside en Nueva York, «medio dormido» por el cambio horario, el bailarín lo recibió, según manifestó con «gran alegría y orgullo» por ser el reconocimiento a su trayectoria en el país al que lleva «tanto por bandera».

«Quiero agradecer especialmente este premio a mi madre, que me metió en ballet y ha sido la impulsora de mi carrera, así como a mi padre artístico, Víctor Ullate», dijo el artista, a quien inspiró para tomarse la danza «en serio» la coreografía de Don Quijote interpretada por Mijaíl Baryshnikov.

De Luz compagina su trabajo como bailarín principal del New York City Ballet con la docencia en la escuela de esta compañía, una tarea en la que ve una forma de «empezar a transicionar» porque, pese a que aún no pone fecha a su retirada, sí la tiene «en mente» y cree que será »en algún momento de aquí a un par de años».