Información

Información

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Las palabras y las obras

Las palabras y las obras

Este mundo taurino que vive de la pasión y de la convicción sufre un mal, entre otros, al que se le adivina difícil remedio. Y ese mal se ha desarrollado en su último siglo de vida. Algunos lo llaman «el sistema», que queda algo así como un ente que no es nadie pero son todos.

Los primeros siglos de existencia de la tauromaquia vivieron principalmente de la pasión del pueblo ibérico. Solo hacían falta toros bravos y bravos mozos dispuestos a jugarse la vida en un baile ritual que comienza como ejercicio a caballo, baja luego a la acrobacia en la arena y acaba por fundirse en una danza de vida y muerte que emociona y apasiona a cuantos asisten a su eucaristía con la fe necesaria. ¿Cuándo se deturpa todo eso? Cuando, con el siglo XX, llega la mercantilización de los sentimientos. No solo le ha ocurrido al toreo, qué va. La gran mayoría de las expresiones y espectáculos artísticos han sucumbido en mayor o menor grado al poder del dinero, a un capitalismo atroz que le pone precio a los sentimientos y que deja los avatares de ese arte en manos de unos pocos. Y cuando el capitalismo engulle también la política, única garante de los derechos del pueblo, la salvación se convierte en una quimera de libros y recuerdos. Y ya sé que hablar de todo esto así, en abstracto, es muy fácil, pero luego la realidad nos dice que si el dinero, que si la inversión y que una cosa es predicar y otra muy diferente dar trigo. También en eso estamos de acuerdo.

Y precisamente porque la palabra es una cosa y los hechos son otras, porque obras son amores, que no buenas razones, y porque del dicho al hecho va un trecho, vamos a dejarnos de refranes y vamos a entrar en materia. Hemos asistido tantas veces en los últimos tiempos a declaraciones de toreros, empresarios y demás protagonistas de la fiesta acerca de que hay que defender lo nuestro entre todos, cada uno poner su grano de arena, y tantas otras frases manidas que, cuando nos encontramos ante las realidades de Bogotá y Barcelona, a muchos se nos caen los palos del sombrajo. Por si no lo recuerdan, la plaza de Santa María, en Bogotá, llevaba cerrada varios años por el capricho del alcalde Gustavo Petro. Esta temporada, después de varios triunfos en los tribunales, la nueva corporación dio luz verde a que se volvieran a celebrar espectáculos, y «Colombia Taurina», empresa gestora del coso, con Felipe Negret a la cabeza, ha dado a conocer los carteles y también ha dejado entender que no todos (refiriéndose a las figuras del toreo) han colaborado como se esperaba. Las obras de remodelación para acondicionar el coso bogotano han provocado la pérdida de más de dos mil localidades, y la apuesta de volver a ofertar festejos después de tantos años resulta arriesgada. Salvando los nombres de El Juli, Roca Rey y Miguel Ángel Perera, entre los de arriba, del resto de la baraja de imprescindibles nada más se supo. Precisamente cuando de ellos se esperaba el mayor apoyo, la entrega sin fisuras y el más cristalino de los compromisos. Varios sí fueron a hacerse la foto cuando algunos novilleros de la capital colombiana se pusieron en huelga de hambre para defender su libertad. Juzguen ustedes.

Y luego está lo de Barcelona. Se ha ganado la razón y la batalla legal y, sin embargo, nadie ha puesto fecha a la reinauguración. Ya sabemos que se aventura casi como imposible devolver las glorias pasadas a la Monumental, pero habría que haber hecho uso del botín logrado en el Tribunal Constitucional. Seguimos esperando.

En Madrid Simón Casas ha cogido el toro por los cuernos, se ha reunido con los «ultras» de la afición madrileña y les ha comentado su proyecto para Las Ventas, con el toro como estandarte. Un hecho: corrida de Victorino Martín para el Domingo de Ramos. Antes, dos novilladas: una de La Quinta y otra de Fuente Ymbro. Y muchas palabras. No sé si es tiempo o no de profetas, pero es evidente que el empresario francés lo va a intentar. Y aunque debe enfrentarse a su pasado, en sus palabras reside mucha de la esperanza para los aficionados. Ahora todos esperamos las obras.

Lo último en INF+

Compartir el artículo

stats