Siempre he sabido que sería una «mala feminista» y una «mala madre», así que bendigo el día que un grupo de mujeres crearon y han creado blogs y asociaciones para englobar exactamente lo que muchas somos hoy, en esta caótica y movida, flexible, sensible y cambiante vida. Sobre ellas, sobre mí, sobre las que me rodean, sobre las que han ido jalonando mi vida y han ido construyendo mi espacio, sobre las que lo han hecho posible desde tiempos infinitos? sobre ellas y sobre su vida, en un día como ayer, e incluso antesdeayer previniendo el ayer mismo?y sobre mesa y mantel con uno de los personajes más interesantes de la empresa alicantina (qué grande eres Julio Sánchez, y qué grande es lo que transmites con esa sencillez abrumadora?) sobre ese pasado, esas grandes mujeres, divinas «barbarellas» de la historia que fueron nuestras madres, abuelas, bisabuelas y para qué contar aquellas que desde la primera (Lucy is in the skay? y ella, la pequeña Australopithecus Afarensis estaba allí para testificarlo?) ya anticiparon lo que iba a ser una gran historia, la nuestra, la de nosotras? sobre esas hay que hablar, y hablar, y escribir? Estoy frita de ver que en el Día de la Violencia, de lo que no se habla es de la verdadera violencia que hay debajo de la propia violencia evidente. Es obvio que detesto, odio y lamento profundamente que seamos las víctimas habituales, no hay guerra ni conflicto ni sociedad que no nos use, junto a nuestros niños, como cebo, nos viole para que se «jorobe» el otro hombre de turno (tiene bemoles...) o nos ponga de exclavas y escudos de todo? desde que el hombre existe sobre la faz de la Tierra (en este caso es genérico, engloba a los dos y me niego a la dichosita «arroba» absurda de género lingüístico tan fea y aberrante...). Pero hoy lo que me pone de verdad, y eso que precisamente yo puedo testificar, lo que es estar en un registro de maltratadas (no muchos saben que en mi vida reciente topé con esta lacra social en carne propia y fui, nunca mejor dicho, carne también de juzgados para lograr que me dejaran vivir y ser y respirar...), soñar con que la libertad vuelva a ti o que salgas a la calle y no te dé un puñetero infarto al encontrarte a alguien en una esquina y salgas corriendo a buscar un policía de turno? pero lo que realmente, repito, me pone es hacer un homenaje a esas mujeres que seguimos creyendo que hay otras mujeres. Que todo esto ocurre porque hasta en la moda nos castran. Por eso adoro la feminidad que me han transmitido diseñadores como Ion Fiz, Emilio de la Morena, Juan Vidal, Hannibal Laguna, Pepe Botella, Balbino Martínez, Juan Andrés Mompó o el grandísimos Francis Montesinos, estando a su lado. Fuertes, empoderadas, sexy, divinas «mujeronas» protagonistas de su propia historia y todo lo liberales, divertidas y protagonistas que queramos. Porque estamos hartas de no ser lo que queremos ser. Porque somos el debate continuo, pero casi nadie se molesta en saber que queremos la mayoría. Ni siquiera las que técnicamente nos defienden. Desde esos matriarcados que en tiempos de paz surcaron los oceános y los bosques de civilizaciones antiguas hasta ahora, desde Simon de Beauvoir o Clara Campoamor, sólo unos pocos seres, entre ellos hombres geniales que nos hicieron ser las mujeres que somos hoy también para bien (el día que mi padre me enseñó La mujer rota de la gran Simone en una pequeña obra literaria genial sobre sus manos me hizo mucho quien soy?), nos han escuchado y ni siquiera nosotras mismas lo hacemos. Y hoy, más que nunca, toca, toca reivindicar que NI UNA MÁS debería ser víctima de esta realidad que queremos construir juntas y victoriosas, como las Wonder Woman que queremos ser, ahora que en el cine va a dar que hablar más que nunca? ese es el verdadero homenaje que le rindo a las que cada día luchan porque yo y tú, y todas, sigamos aquí, entre nosotras mismas más libres que nunca. Feliz domingo, dedicado a mi hijo, que ya no será igual...