La noche thatcheriana amenazaba con engullir la ciudad de Londres cuando un gigante saltó a escena en el vetusto estadio de Wembley. Ataviado con una casaca amarilla y armado con un singular micrófono-bastón, el gigante saludó ansioso a la multitud, 72.000 almas hambrientas de música, antes de iniciar un concierto que pasaría a la historia. El gigante era Farrokh Bulsara, aunque el mundo entero le conocería por otro nombre: Freddie Mercury, cantante y alma del cuarteto británico Queen.

Aquel recital, en realidad un doble concierto celebrado los días 11 y 12 de julio de 1986, ha pasado a la historia en gran medida por servir de base a un exitoso doble LP que salió a la venta seis años después, a rebufo del impacto global que había supuesto la muerte de Freddie Mercury unos meses antes, y del formidable éxito que había cosechado el recopilatorio Greatest Hits II. Pero la historia del Live at Wembley ´86 comenzó a escribirse, en realidad, el 13 de julio de 1985. La tarde en la que Queen reclamó su trono en el mundo de la música.

Fue también en Wembley, uno de los dos escenarios principales (el otro estaba en el John F. Kennedy Stadium de Filadelfia) del macroconcierto "Live Aid", un evento planetario en el que participaron algunas de las mayores estrellas vivas de la música, y cuyo objetivo era recaudar fondos para paliar el hambre en el África Oriental.

Aunque los platos fuertes del evento eran las reuniones de The Who y Led Zeppelin, ninguna de las dos formaciones estuvo a la altura y el recital se recuerda por certificar el ascenso al estrellato de U2 y, sobre todo, por la mayúscula actuación de Queen. Cuando Mercury, Brian May, John Deacon y Roger Taylor tomaron el escenario de Wembley, el público se debatía entre el cansancio y el aburrimiento. La mayor parte de las formaciones se habían presentado en el evento sin apenas ensayar y sólo algunas formaciones veteranas como Black Sabbath y Judas Priest, aparte de Bono y sus chicos, habían estado realmente a la altura.

Todo cambió a las 6.41 de la tarde, hora de Londres. Queen subió al escenario y, desde el primer instante, se percibió que el cuarteto jugaba en otra liga. A diferencia de otras formaciones, Mercury y los suyos estaban serenos y habían ensayado durante varios días su actuación. Aunque estaba limitado por el tiempo (se había fijado una ventana de veinte minutos por actuación), el cuarteto ofreció un microconcierto en el que integró seis fragmentos de éxitos antiguos y recientes, empezando por el tramo inicial de "Bohemian Rhapsody" con Freddie al piano y alternando piezas como una memorable versión de "Radio Ga Ga", la vitamínica "Hammer To Fall", "Crazy Little Thing Called Love", We Will Rock You" y "We Are The Champions". Entre medias, Mercury calentó a todo el estadio haciéndolo cantar con él (el célebre "tirorirorero").

El miniconcierto de Queen dentro del "Live Aid" está considerado, aún hoy, como la mejor actuación en vivo de la historia, y confirmó al cuarteto como el mejor grupo en directo del planeta en aquel momento. Por ello, fue casi lógico que justo un año después, enmarcado en su gira "Magic Tour", Queen ofreciese un nuevo concierto en Wembley. nada menos que con Status Quo como teloneros.

El recital se fijó para el sábado, 12 de julio de 1986, justo un año menos un día después del "Live Aid". Pero la demanda de entradas desbordó a los organizadores, que en pocos días ya tenían más de 100.000 peticiones cuando la capacidad de Wembley se limitaba a las 72.000 personas. Para contentar a los fans, Queen dobló la apuesta y ofreció un segundo concierto, que en realidad se fijó para la víspera, el 11 de julio.

Aunque el gancho de la gira era la publicación del disco "A Kind Of Magic", el recital recuperaba temas de toda la carrera de Queen, desde el "Seven Seas of Rhye" que cerraba su primer disco, Queen, hasta la popular balada "Who Wants To Live Forever", una de las piezas de "A Kind Of Magic" compuestas para la banda sonora de la película Los Inmortales.

Conscientes del simbolismo de retornar a Wembley tras su triunfo de un año antes, Queen quiso dar el todo por el todo. Se instalaron un escenario de 50 metros de ancho y un sistema de sonido con 180 altavoces, que sumaban más de medio millón de vatios de potencia. Para que ninguno de los 72.000 espectadores de cada uno de los dos conciertos se perdiese detalle, se utilizó una pantalla Starvision de seis por nueve metros, la mayor que había en el Reino Unido. Ante la magnitud del concierto, Channel 4 adquirió los derechos de emisión en televisión y encomendó la grabación al realizador Gavin Taylor, que dispuso para la tarea de 15 cámaras dispuestas alrededor del estadio y otra instalada en un helicóptero.

Con estos mimbres, Queen hizo una obra maestra por duplicado. El cuarteto dio el do de pecho en Wembley, liderado por un Freddie Mercury en plenitud, que dejó su imagen más icónica: con la chaqueta amarilla, el micrófono-bastón y el puño alzado hacia el cielo. La misma que serviría de modelo al monumento en su honor en Montreux.

Aunque se conservan grabaciones de los dos recitales, fue el segundo el que serviría de base para la versión en vídeo del recital. Se emitió por televisión el 25 de octubre de 1986, y congregó a tres millones y medio de espectadores. En 1990 sería distribuido por vez primera en VHS, y ya en 2003 vería la luz en DVD.

El doble concierto de Wembley fue la cita cumbre de una gira monumental, que llevó a Queen por toda Europa, España incluida, entre el 7 de junio y el 9 de agosto de ese año, y que confirmó la sensación que el cuarteto había dejado en el "Live Aid": era el mejor grupo en directo de su tiempo.

Los fans no lo sabían, pero ese tour sería el último que Queen haría con su formación original. Unos meses después, a Freddie Mercury le diagnosticaron sida, y el grupo abandonó los escenarios. Aún publicarían otros dos discos de estudio, The Miracle" y el imprescindible "Innuendo", antes de que la muerte del ídolo, el 24 de noviembre de 1991, a los 45 años de edad. Apenas cinco años después de que Queen reclamase el trono del rock en el estadio de Wembley.