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Juego con doblez

En los años 60, precisamente cuando Harold Pinter escribió estas páginas para radio y televisión, aparece el llamado teatro del absurdo refiriéndose a las piezas de Ionesco y Beckett...

Juego con doblez

Escuela nocturna

Teatro Principal de Alicante

De Harold Pinter. Compañía: La Pavana. Versión y dirección: Rafael Calatayud.

En los años 60, precisamente cuando Harold Pinter escribió estas páginas para radio y televisión, aparece el llamado teatro del absurdo refiriéndose a las piezas de Ionesco y Beckett. En esa onda se encuadra Escuela nocturna. Y algo más. El grito rebelde de los jóvenes airados, con John Osborne en cabeza, y el teatro maldito de Genet también se perciben en el contestatario carácter del Nobel de Literatura 2005 y en el texto que vimos el jueves en el Principal de Alicante. Que corresponde al periodo de sus comedias de amenaza. Realistas e irrealistas a la vez, los pasajes de Pinter engañan con su apariencia, y las oscuridades florecen. Los trazos de comedia, los silencios y las intenciones hablan mediante la fluidez del diálogo, y es posible utilizar la mentira para sobrevivir y controlar la situación y a los demás. O por goce al ver la reacción del vecino. En este aspecto, el teatro es el reino de la verdad a través de la farsa, como demuestran los actores asumiendo personajes. Dos en uno. Por ahí circulan los valencianos de La Pavana, compañía que ha conseguido un extenso número de galardones en su amplia trayectoria. Intervienen, con el nivel exigible, Eva Zapico, Bruno Tamarit, Juli Disla, Empar Ferrer, Mamen García y la colaboración especial del alicantino Toni Misó. Los seis siguen las directrices marcadas por la atenta, serena y veterana dirección de Rafael Calatayud, responsable de una versión en lengua valenciana que empieza como si asistiésemos a la emisión radiofónica del texto leído por los actores. Un joven falsificador sale de la cárcel. Vuelve a la casa de sus tías, pero el cuarto la ocupa una profesora. Eso dice. O prostituta de noche. En ese juego con doblez, en las dos caras de las mismas monedas, habita el valor de una de las primeras obras del inglés Harold Pinter. Nada es lo que parece ser, se manifiesta en el programa de mano. La sencillez escenográfica acoge estos propósitos, y cabe poner el acento en la flexibilidad corporal, en la desinhibición de Eva Zapico, que se vislumbra en la pequeña muestra de su trabajo nocturno. Pocos espectadores acudieron.

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