Maurice Ravel
(Ciboure,1875- París, 1937)
Concierto para piano en Sol mayor
Ravel concibió sus dos conciertos para piano a finales de 1929, un año después de su célebre "Bolero" con el que daría la vuelta al mundo dirigiéndolo. El Concierto para piano en Sol mayor fue terminado en el otoño de 1931 y estrenado el 14 de enero de 1932 en la Sala Pleyel de París, dentro del ciclo de los Conciertos Lamoureux. Como sucede con el otro concierto para piano, el "Concierto para la mano izquierda, en re menor", tiene influencias del jazz tras la impresión que en 1928 causó en el compositor su larga estancia en los Estados Unidos. La composición que escucharemos esta tarde figura entre las obras maestras de Ravel por su equilibrio y la tensión dramática proveniente del contraste entre la poesía del movimiento central y la audacia y potencia de los movimientos extremos. No olvidemos que Maurice Ravel fue un excelente pianista y por ello no tuvo dificultad para impregnar sus composiciones para el instrumento con requisitos técnicos y nuevos efectos sonoros. El tono del "Concierto en Sol mayor" es luminoso y extrovertido frente al carácter severo y de sombría melancolía del concierto para la mano izquierda.
Gustav Mahler
(Kaliste, 1860-Viena, 1911)
Sinfonía número 5 en do sostenido menor
Se estrenó en Colonia, bajo la dirección de Mahler, el 18 de octubre de 1904. Fue compuesta durante el verano de 1901 (los movimientos primero y tercero), cuando conoce a Alma Schindler durante las vacaciones en su retiro de Maiernigg (Carintia), a orillas del Wörthsee, y durante el verano de 1902 (los tres movimientos restantes), ya casados pocos meses antes. El matrimonio fue una circunstancia que marcó un viraje decisivo en la vida del compositor nacido en la antigua Bohemia. Mahler dirigía la Real e Imperial Ópera de Viena y fue Alma quien transcribió la partitura autógrafa de la Quinta por lo que se convirtió, para ellos, en el primer "hijo" de los Mahler. El compositor hizo varias modificaciones en la orquestación de la Quinta hasta 1909. Se puede considerar la primera de una trilogía de sinfonías puramente instrumentales: "la voz humana no encuentra aquí lugar alguno. No hay necesidad de palabra hablada, todo está dicho en un lenguaje estrictamente musical", afirmó Mahler. La composición evoluciona desde las tinieblas hasta la luz, de una marcha fúnebre inicial en tono menor a un rondó triunfal, en Re mayor, que concluye la obra en un ambiente de absoluta felicidad y alegría. A manera de cuarto movimiento figura el famoso "Adagietto" para arpa y cuerdas, en fa mayor, que recuerda una versión instrumental de un lied sobre un poema de Friedrich Rückert: "Ich bin der Welt abhaden gekommenn" ("Me he alejado del mundo") Este "adagietto" se haría muy celebre tras su utilización por Luchino Visconti en su obra maestra "Muerte en Venecia", basada en la obra homónima de Thomas Mann, tan admirador de Mahler que da al protagonista, un escritor, el nombre de Gustav, al que Visconti transformaría en músico en su película para vincularlo aún más al compositor admirado. La película de Visconti favoreció una mayor difusión y conocimiento de la obra sinfónica de Mahler en todo el mundo.
