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To the end of love

Cuando Mónica Belluci baila como si la vida fuese una danza de todos los sentidos junto Vicent Cassel, vuelve a la vida Leonard Cohen. Cada acorde de este increíble tema recuerda porque algunos han escrito y escriben cada día páginas de la historia que resultan imborrables. El poeta de la música acompaña la vida de muchos desde pequeños. No sé si me resulta más familiar que incluso Jacques Brel, en esos días de pequeños que algunos escuchábamos en casa a Bob Dylan, a Leonard o incluso a Iva Zanicchi las mañanas de sábado. Mi madre y su genial francés, y mis hermanos tratando de darme «por saco», es lo que tiene ser la mayor? mientras con esos clásicos batines de principios de los ochenta podías llegar a romperte un brazo, como me pasó a mí? Despúes crecí con Cohen y muchos de los mejores recuerdos de mi vida (en la Universidad, «de letras» claro... y mucha rebeldía genial) pasaron entre sus estrofas, amores que jamás olvidaré, sueños de cristal que no se romperán jamás porque los trocitos, los reflejos, cada escama de la piel de aquellos resquicios es hoy un presente más vivo que nunca? y lo que queda. Así que su muerte no es más que el comienzo de su vida entre nuestro presente, porque no hay nada más vivo que lo que permanece en la memoria colectiva. Y de amor se trata, porque si hay alguna cosa que el poeta de la música amaba, era el propio AMOR, esa sustancia intangible que mueve civilizaciones, que incluso supera a la necesidad y la economía, y sin lo que, la verdad, el ser humano no tiene sentido alguno. Este finde me he paseado por una de esas ferias que, aunque mucha gente denosta, a mí me parece genial. Me he dado una vueltecita por FIRABODA, un negocio que versa en torno al amor. Y como le he dicho a mi buen amigo Manuel Ferri, que tiene un campo de golf divino en el que no está nada mal montar un buen sarao de esos de «boda», El Plantío, lo de las bodas es ahora toda una revolución más de actualidad que nunca. La gente se casa, sí, sí, se casa? y mola y mucho. Se casan las parejas gais (me encanta esta nueva era de libertad , que ya tocaba por dios normalizar?), se recasan los de toda una vida, se casa la gente joven (sorprendería a muchos saber cuanta gente se vuelve a casar), y se celebra todo con ganas. Y eso me parece fantástico. Porque diseñadores como Pepe Botella, Balbino Martínez,Hannibal Laguna, Manuel Espuch... Que son un ejemplo de emprendedores de Alicante, pueden seguir haciendo cosas geniales gracias a «tanto amor». Y no digamos la de hombres que disfrutan ahora de todo esto. Está de moda el hombre, el hombre que se cuida, que se viste ( Vittorio Cattaldo dixit?), el que elige su pajarita , disfruta su perfume, sonríe al mundo, sueña, ama y disfruta de cada lujo solo reservado antes a las mujeres. Como la belleza y la estética, que ahora también practican los hombres, como bien me recuerda mi querido Juan Miguel Pérez Díaz, el hombre se cuida y mucho, que ya tocaba. Adoro a esos hombres que saben sacar su mejor faceta de estilo, que sonríen cada día para que sonrías en un mundo donde solo esa sonrisa común de belleza puede levantar cada momento de un día imposible, como tantos. Me ha gustado FIRABODA, me han gustado sus bombones, sus fuentes de chocolate, sus novias recorriendo pasillos, sus desfiles privados y públicos, su vibrante negocio que prospera y aventura que puede haber futuro en esta tierra boyante para que todo vuelva a ser, y mucho. En la montaña o en la costa, hoteles como Villa Aitana, que acaba de disfrutar de un gran aniversario de Meliá Hoteles, son un referente de lujo, o incluso en la playa en petit comité, como vi este verano una boda increíble en un chiringuito, señores «cásense», hagan ese gran rito de celebración, que no pasa nada? y sean muy felices, porque la vida no espera a nadie ni nadie espera a nada?solo a vivir. Como decían mis chicos, Manuel Tejeda y Paco Olivares este viernes por la noche, y ríe, ríe hasta el dolor, desencaja (como hice escuchando sus historias nuevas?) esa mandíbula porque la cosa va de intentar ser feliz con los tiempos oscuros que nos ha tocado vivir y que, solo así, haremos claritos como un arroyo de agua cristalina, con el optimismo de que no nos da «la gana» quebrarnos ni un minuto mas. Feliz domingo.

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