Dramaturgo, director de escena, actor, gestor... Ernesto Caballero (Madrid, 1958) es un hombre de teatro, «un todoterreno», «un titiritero». De la escena y de la pluma. El actual director del Centro Dramático Nacional recibió ayer el homenaje de la Muestra de Teatro Español de Autores Contemporáneos, por su condición de escritor dramático, una faceta que le ha dado muchas alegrías y también muchos disgustos. «He pasado bastante frío, gozoso, eso sí», afirmaba antes de ser el centro de atención en el Salón Azul del Ayuntamiento donde recibió este reconocimiento de manos de la subdirectora de Teatro del INAEM, Cristina Santolaria, que le calificó también como un hombre de teatro.

«Quiero pensar que este homenaje se hace en representación de muchos otros, de gente que empezamos a hacer nuestras obras hace ya más de 20 años y que hemos podido, no sin dificultad, llevar a cabo una trayectoria». Y aseguró, horas antes de recibir este homenaje, que la Muestra de Autores de Alicante es un espacio «donde uno está como pez en el agua» y que comparte con su director, Guillermo Heras, «nuestro compromiso con el autor contemporáneo».

En el acto, recordó que «hace 24 años, un joven dramaturgo presentaba en la primera edición de esta Muestra Auto. «Era algo insólito, una apuesta por la dramaturgia emergente en unos momentos en los que la escritura teatral era considerada una actividad innecesaria, caduca».

El autor, que después presentó en el Teatro Principal el montaje de su obra Reina Juana, protagonizada por Concha Velasco y dirigida por Gerardo Vera, considera que el escritor «es la primera parte de la cadena». En su opinión, «estamos viviendo una época dorada de la escritura y tal vez sea porque tener ideas no requiere disponer de grandes medios; podríamos hablar de la paradoja que se está produciendo de esplendor de nuestro teatro, en referencia antes de nada al público, mientras a veces esa demanda no se cubre, y eso tiene que ver con una industria que recibe muy poca atención por parte de todos, lo que hace muy difícil la profesionalización». No hay más que ver las cifras facilitadas por la Aisge: «solo un 4 por ciento ha podido vivir dignamente de su trabajo como actor».

Para Caballero, «si hay creación, si hay historias nuevas y la necesidad de buscar nuevas versiones de la realidad, no es porque hay unos visionarios sino porque hay una demanda social y eso lo corrobora el hecho de que la gente está asistiendo a los teatros».

Autores, afirma, hay muchos y buenos. «Hace quince años los empresarios decían que no había autores; pasaron en diez años a decir que había autores pero no interesaban; ahora han pasado a reclamar nuestras obras». Es verdad «que también el autor ha cambiado, ha mirado más de frente a la sociedad».

La «sumisión» del teatro a la dictadura económica nunca ha estado en su línea. «Siempre me rebelé contra eso; no creo que la falta de medios esté precarizando la escena, porque una obra de teatro se escribe donde sea... yo he hecho teatro con una tiza, en lugares imposibles y me he arruinado para hacer mis obras; donde menos te lo esperas está el arte».

Ernesto Caballero recordó también a su maestro, el alicantino José Estruch, al que «se lo debo casi todo». «Fue un maestro, él decía que nosotros pensábamos que un maestro enseña lo que sabe, pero es mentira, enseña lo que es, y aprendimos de él lo que era, todo entrega, todo pasión». Para él, «la voz era gesto, el gesto era acción, la acción era cuerpo, tenía la idea del teatro total».

En el mismo acto, otro grande la escena, José Sanchís Sinisterra, recibía el Premio Palma de Alicante por su Nuevo Teatro Fronterizo, de la mano del diputado de Cultura, César Augusto Asencio. «Este premio es para un colectivo del que vengo en representación; convertimos una antigua corsetería en Lavapiés en un centro de artes escénicas, un espacio de investigación y creación, y también de conexión con otros ámbitos, como la ciencia o la literatura». El también autor dio las gracias «por apoyar un proceso cultural en nuestro país tan hermoso como la dramaturgia».

En el acto estuvieron presentes también el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri; el concejal de Cultura, Daniel Simón; la concejala María Dolores Padilla; el director de la Fundación SGAE en la Comunidad Valenciana, Álvaro Oltra,y el director de la Muestra, Guillermo Heras, que tuvo unas palabras de recuerdo para Josep Lluís Sirera y Joan Monleón, ambos fallecidos.