Dolph Lundgren, el musculoso contrincante de Sylvester Stallone en Rocky IV, sigue siendo un tipo duro, pero también tiene una faceta cómica y simpática que el director Mike Mendez ha decidido potenciar en Don't kill it, el filme que presentó ayer en el Festival de Cine de Sitges.

Los que tienen encasillado a Lundgren como villano lacónico de películas de acción van a descubrir en este largometraje «un personaje diferente, hablador y chistoso», que el director del filme cree que les va a gustar.

De todas maneras, los casi dos metros de estatura y mas de cien kilos de músculos del actor sueco siguen condicionando sus personajes, y en esta ocasión interpreta a un cazador de demonios que necesita de toda su fuerza bruta para enfrentarse a unas voraces criaturas diabólicas.

«El cine de terror tiene pocos héroes, por eso me apetecía que Lundgren interpretara a un héroe de terror», aclaró el californiano Mendez, director de cine de género independiente, que suele hacer hincapié en el lado cómico de sus personajes.

Lundgren parece encantado de que alguien haya decidido sacar partido de su capacidad para hacer reír y durante la rueda de prensa que ofreció ayer arrancó carcajadas a los presentes con sus imitaciones de Marlon Brando en El Padrino y Mr T. de El Equipo A.

También repasó su filmografía y recordó que Masters del Universo, donde daba vida a He-Man, se rodó con un presupuesto insuficiente y al final hubo que anular escenas por falta de dinero.

En aquellos tiempos «había menos medios técnicos y era más peligroso protagonizar escenas de acción porque te podías hacer daño de verdad. Ahora se utilizan mucho los dobles y es más difícil que te pase algo», rememora.

«Las cosas han cambiado -reconoce-. El físico sigue siendo importante porque el cine es un arte visual, pero ya no hace falta estar tan en forma». De hecho él es cinturón negro en kárate y en judo, además de boxeador aficionado, unos conocimientos que le fueron muy útiles para Rocky IV, donde prácticamente no usaban dobles porque la cámara estaba siempre muy cerca, revela.

Desde entonces, Lundgren ha rodado decenas de películas, entre ellas Soldado Universal junto a Jean Claude Van Damme.

En los últimos tiempos ha trabajado más en televisión, donde ha participado Arrow, cuya última temporada cuenta con varios personajes relacionados con la mafia rusa. Una larga carrera que el Festival de Cine Fantástico de Sitges ha decidido premiar otorgando a Lundgren el premio Máquina del Tiempo, que recogió anoche.

De la Torre de nuevo policía

Por su parte, Antonio de la Torre persigue por las calles de Madrid a un asesino en serie que viola y mata ancianas en Que Dios nos perdone, un thriller violento y muy realista que el público del Festival de Cine de Sitges acogió ayer con agrado.

De la Torre vuelve a estar en el Cuerpo Nacional de Policía, como ya estuvo en Grupo 7, pero con un personaje «muy diferente», porque «aquél era un policía de calle y éste es de la policía científica, más pericial». Además, el policía protagonista de Que Dios nos perdone es un tipo tímido, introvertido y tartamudo que dentro de la comisaria está considerado como el rarito, nada que ver con su papel en Grupo 7. En esta ocasión, su compañero de pesquisas es el actor Roberto Álamo, un policía violento, al que se le va la mano fácilmente, pero que acaba cayendo bien porque cree en su trabajo e intenta controlar sus impulsos.

«El tema de la violencia de los seres humanos es central en el filme», señala el director, Rodrigo Sorogoyen, que debutó con el drama romántico Stockholm y ahora se ha pasado al thriller policial.

«Los personajes tienen una relación violenta con su entorno -añade Sorogoyen-, por eso decidí ambientar la película en el año 2011, durante la visita del papa a Madrid. Fue un año caótico, en el que el centro de Madrid estaba invadido, el país estaba en crisis, el 15M acababa de nacer y se respiraba un clima de violencia».