A sus 70 años recién cumplidos Oliver Stone no pierde el espíritu contestatario y en Snowden, su última película que llega este fin de semana a los cines, vuelve a arremeter contra el gobierno de Estados Unidos, su sistema de vigilancia global y su secretismo. «La democracia está en peligro, no puede haber democracia sin información pública», aseguró el cineasta a Efe durante el pasado Festival de San Sebastián, donde presentó su filme sobre Edward Snowden, el exanalista de la agencia nacional de seguridad de EEUU (NSA) que en junio de 2013 filtró miles de documentos clasificados.

Stone se ha basado en los libros The Snowden files de Luke Harding y Time of the octopus de Anatoly Kucherena, y tanto él como el actor Joseph Gordon-Levitt, que le da vida en la ficción, se reunieron con el propio Snowden en Moscú en varias ocasiones. «Snowden nos ayudó a entender mejor la historia y a clarificar aspectos técnicos. Nos dio mucha información y mucha confianza, creo que pensó que tarde o temprano alguien haría una película sobre él, y mejor ésta que una película mala para la televisión[, señaló el director de JFK o Platoon.

El filme arranca cuando en 2013 Snowden abandona su trabajo en la NSA y vuela a Hong Kong para reunirse con los periodistas Glenn Greenwald (Zachary Quinto) y Ewen MacAskill (Tom Wilkinson), y la cineasta Laura Poitras (Melissa Leo) para entregarles la información sobre los programas de vigilancia del gobierno de Estados Unidos.

Para Stone el corazón de la historia es la transformación de Snowden de patriota convencido y obediente, simpatizante de George W. Bush, en «el mayor traidor de la historia de Estados Unidos», y entender qué le llevó a ese cambio. «Admiro a Snowden como ciudadano», señala. «Es ridículo tener toda esa información clasificada y secretos de Estado. La realidad está distorsionada. Estamos en 1984 (en referencia a la novela de Orwell)». «Desconfío de los gobiernos y creo que es una desconfianza saludable», añade. «Los gobiernos tienen el poder de la propaganda, pueden repetir hasta la saciedad terrorismo; necesitamos protegernos a toda costa de la propaganda». M. Tsanis efe/madrid