Con 30 años era el Dj más apabullante, mediático y polémico de la «ruta del bakalao» y ahora, con 55, Chimo Bayo ha decidido inventarse una historia kamikaze de ficción, llena de música, drogas, amistad, prostitutas, sueños rotos y muchos supervivientes de aquel capítulo techno y hedonista de los 90. No iba a salir y me lié (Roca Editorial) es la novela que hoy presentan en Las Naves de Valencia sus dos autores, Chimo Bayo y la periodista Emma Zafón, después de un año y medio de intercambio electrónico y telefónico de ideas, borradores y confesiones matinales tras intensas sesiones nocturnas de música electrónica.

Porque Bayo sigue componiendo y pinchando música techno y siendo un rentable reclamo en discotecas, clubes e incluso festivales, como el último y multitudinario Arenal Sound de Burriana, donde miles de jóvenes convirtieron su espectáculo en el más recordado -y tuiteado- de esta edición.

E[l creador de los particulares himnos de la música bakalao, como Xta sí, xta no, La tía Enriqueta, Bombas, bombas o Así me gusta a mí, remarca que No iba a salir y me lié es ante todo una historia de ficción, aunque ambientada en un contexto real (la llamada ruta del bakalao) y en discotecas valencianas de aquella época, con sus discjockeys de entonces.

Compara el estilo de la obra -que presentarán próximamente en Madrid y Barcelona- con el Trainspotting de Irvine Welsh e incluso con el cine de Almodóvar y está convencido de que 3levantará polvareda» gracias tanto a su estilo como a la historia que narra, la de dos antiguos «ruteros» (Toni y Paco) que intentan resucitar la «movida valenciana».

Sin embargo, lejos de anclarse en la nostalgia o de dar esperanzas a las nuevas generaciones, Chimo Bayo proclama: «La gente se lo pasó muy bien pero (la ruta del bakalao) no volverá jamás. Es un momento irrepetible, congelado en el tiempo».

A su juicio, los miles de jóvenes que recorrieron ese particular periplo de la primera mitad de los años noventa, repleto de música electrónica, ritmos industriales, fiestas interminables, drogas sintéticas, sexo y muchos kilómetros en coche para alargar el fin de semana, deben estar orgullosos de su pasado, sin esconderlo. «Lo más importante de la ruta del bakalao fue la empatía, el buen rollo, que no se hacía daño a nadie. Fue el único momento de libertad real, una época feliz», señala orgulloso este compositor superventas, productor, presentador, actor ocasional y padre de una Dj, Tanya Bayo.

Además, está convencido de que entre los políticos y abogados actuales puede haber antiguos «ruteros». «Todos hemos tenido nuestra juventud, todos tenemos un pasado» que discurrió, principalmente, por macrodiscotecas y salas de conciertos de la antigua Nacional III (Madrid-Valencia), de la capital valenciana y de pueblos de la provincia.